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'Loco' Gatti

"El color verde es mufa"

El Madrid utilizó por primera vez la camiseta verde un 25 de agosto de 1965. Fue en un amistoso en Caracas ante River (1-1), que también vestía de blanco y el Madrid no tenía otra equipación. Gatti era el portero de los 'millonarios'...

Gatti.
daniel sastre

¿Se acuerda por qué vistió el Madrid de verde?

La verdad, no mucho. Pero cuando escuché este año que el Madrid iba a usar la equipación verde, me vino a la mente aquel partido en Caracas. Nosotros vestíamos como el Rayo.

¿Qué más rememora de aquel amistoso?

Los diarios de Venezuela titularon: "Bajó un plato volador y de dentro salió un marciano. Ese marciano se llamaba Hugo Gatti". Yo rompía la pelota. Además, salía a gambetear, sacaba de lateral... Es que nunca vieron jugar un portero así y me consideraron un marciano. Tenía 20 años nada más. El arquero titular era Amadeo Carrizo, la bandera de los porteros de Argentina ¿Sabe quién fue?

Uno de los mejores de la historia por su estilo innovador...

Hasta que aparecí yo y le superé (risas). Acabó el partido y saltó a la cancha a decirme: "Loco, la rompiste".

Hablando de marcianos, ¿qué le parece el color verde?

Es un color mufa.

¿Cómo?

Mufa, que da mala suerte decimos en Argentina. Los técnicos nos prohibían usarlo.

¿Quién le decía eso?

Renato Cesarini, que dirigió a River aquella temporada: "No quiero que juegues con la remera verde porque era mufa". Mire, el otro día el Madrid jugó de verde en Sevilla y perdió. En Argentina se dice que el verde da mala suerte.

Usted rompió moldes en cuanto a vestimentas

Utilizaba el rosa, celeste, lila, pero también el negro Me decían loco por la vincha (cinta del pelo), la forma de jugar, de vestir Era como Cassius Clay, un bocón. Fue mi ídolo.

¿Cómo debe vestir un portero en la actualidad?

Mire, el color con el que juega Iker, el amarillo, es muy llamativo. Es un semáforo. A nosotros los porteros nos decían que había que jugar con colores oscuros para que no te distingan, y más yo que estaba adelantado. Pero a mí me divertía.

¿No cree que es bueno que al portero le distingan sus compañeros?

Sí, pero no tanto. Por ejemplo, a Iker el mejor color que le queda es el negro. Le hace más alto, más estilizado y más presencia de portero.

Cuando se enfrentó al Madrid en 1965, ¿qué jugador le llamaba la atención?

Lo imponente no fue ese amistoso de Caracas. Fue el día del homenaje a Gento en el Bernabéu, después. Kopa, Amancio, Puskas, Alfredo Di Stéfano y Gento. Fue gloria jugar contra ellos. Aunque perdimos 3-1, lo pasamos divino. En la comida posterior, Puskas se sentó delante de mí y le dije: "Maestro, un hombre como usted no puede jugar con esa panza". Y me contestó: "Pero a mí no me hicieron un gol desde 30 metros". ¡Qué crack!

Al Bernabéu no vino entonces en platillo volante, ¿no?

En la comida don Santiago me dijo que quería ficharme.

¿En serio?

Sí. Yo no supe qué decirle. Tenía una vergüenza increíble. En aquella época los jugadores no veníamos tanto. La presencia de Bernabéu te daba miedo. "¿Te gustaría jugar en el Madrid?", me preguntó. Creaba un respeto enorme.

No me creo que los marcianos se asusten...

(Risas). Es verdad, no le dije nada por vergüenza. Me costó irme de mi casa a Buenos Aires Imagínese venir acá a España. Ahora, con 100 años como tengo, hubiera sido diferente. Pero con 20 primaveras...

Le hubiera cambiado la vida.

Sí, estaría lleno de plata (risas). A mí me pone Dios ahora en el camino de Florentino, que me mete en la vida de la familia madridista. Lo que estoy viviendo en Madrid es increíble. Todos me quieren. Y eso que le bajé la caña a Raúl y Casillas; aún me quieren (risas).

Usted no era del Madrid desde pequeñito, ¿no?

No, desde viejo (ríe). Es buena esa cuando los jugadores dicen que llevaban al Madrid en el corazón. ¡Qué vendehúmos! Los jugadores de fútbol fuimos, somos y seremos vendehúmos.