Liga Adelante | Real Murcia 2 - Mirandés 2
Murcia Jekyll-Murcia Hyde y al final sólo un empate
Reacción tras el descanso. Matilla y Ruso, goleadores.
Al Murcia Jekyll para desesperar en la primera mitad; Murcia Hyde, jugón y corajudo en la segunda. Al final tablas. Un puntito que visto desde la orilla del descanso puede parecer bueno pero que con el subidón de adrenalina del final del partido se antoja una ocasión perdida de poder sumar de tres para el equipo de un Siviero obligado a cargar más el café del prepartido para que sus chicos no concedan tanta ventaja al rival. Sucedió ante el Recre y ayer se volvió a repetir en lo que es (la inconsistencia, la falta de concentración) la gran tara de este Murcia al que le salva el enorme talento de muchos de sus peloteros, con esa joyita que es Matilla a la cabeza.
Un jugador que no me explico qué hace en Segunda y que habrá que disfrutar mientras dure, un Matilla que fue el termómetro de lo que fue el Murcia. Perdido, desdibujado, blando, previsible... en el inicio; y dominador, mandón y realmente bueno tras el descanso. Hasta ese momento el Mirandés jugó a placer. Con Goiria y Alain desbordando y sacando los colores a los locales en los que Nafti se veía superado en la zona ancha. De la primera mitad sólo rescatable el pundonor del Ruso (corrió por los once en un tiempo en el que nadie se ofrecía, nadie tiraba un desmarque) y un poco Molinero. El 0-2 de Muneta sobre la bocina del descanso barruntaba el primer petardazo... pero entre que los castellanos se tiraron atrás y que Matilla apareció el panorama cambió.
Subidón grana. Tras el descanso el Murcia empezó a jugar por bandas, empezó a cocinar el primer tanto y éste llegó tras un soberbio testarazo del Ruso. Fue el click que necesitaba el equipo (y la grada) para creer en una remontada que no se consumó pero a la que poco le faltó. Y no llegó por mala fortuna. A Saúl le sacó una mano Goitia y a Matilla le sacaron un gol cantado bajo palos y en un tiro libre la madera le estropeó las dos orejas. Luego llegó el empate pero después aún hubo tiempo para poder ganar y hasta perder (el Mirandés reclamó un penalti y tuvo una ocasión mollar). Al final, la sensación que el Mirandés se fue vivo. Toca espabilar.