Liga BBVA | Málaga 3 - Levante 1
Saviola, un superclase
Gran partido del Málaga ante un Levante grisáceo.
El Málaga continúa su cabalgada a velocidad de Ferrari. En un día caluroso doblegó a un disciplinado Levante, más recatado que de costumbre, endeble e indeciso para aprovechar los momentos puntuales de flaqueza de su rival y falto de confianza para rentabilizar la expulsión de Sergio Sánchez en el minuto 86. En lugar de ir a tumba abierta a por el 2-2 se encontró con el 3-1, un regalo para las hemerotecas de Portillo, la joya de la cantera, como le definió en su momento Apoño (hoy en el Zaragoza). Otra gran noticia es que el gran Saviola ha vuelto.
La exhibición del Conejo comenzó nada más saltar a la cancha. Juego entre líneas, desmarques, velocidad, actitud positiva y un escandaloso doble penalti que le hizo Sergio Ballesteros y que no señaló un Velasco Carballo, que continúa con la inercia negativa de la Eurocopa. Tampoco hubiera pasado nada si pita el máximo castigo en una posible zancadilla de Juanlu a Sergio Sánchez resuelta con amonestación para el catalán por 'piscinazo' (eso dictaminó el colegiado madrileño).
La jugada del 1-0 fue maravillosa. Isco, con el rabillo del ojo, observó que Saviola se disponía a despegar y le metió un increíble balón. El inteligente argentino, con la astucia que le hizo compartir galones con Kluivert, Raúl, Kanouté y compañía, superó a Ballesteros y Navarro y anotó su primer gol como malaguista.
Pero el Levante siempre juega igual. Ni se crece cuando gana ni se deprime si va por detrás en el marcador. Y le sobra veteranía para succionar un segundo de relajación del contrario. Y eso hizo. Sólo habían transcurrido cuarenta y cinco segundos de la reanudación cuando Míchel sacó réditos a una desaplicación blanquiazul para irse sin que nadie le frenase. Llegó al borde del área y soltó un cañonazo que cogió frío a Willy Caballero y dejó helada La Rosaleda. Un gran gol. No por ello el Málaga se congeló y a los 58 minutos la conexión Saviola-Joaquín funcionó a las mil maravillas. Como si fueran Romario y Bebeto en el Mundial de Estados Unidos de 1994, el argentino asistió porque el de El Puerto sabía, dos segundos antes que lo iba a hacer. El resultado fue un nuevo disgusto para el uruguayo Munúa que, en su regreso a la Costa del Sol, no tuvo su mejor tarde. Y se llevó otro desencanto en forma de golazo de Portillo en pleno tiempo de prolongación. Justo premio para el chaval, que estuvo impresionante.
Este Málaga es imparable. Y juega de memoria. Se encuentra en órbita para recibir el martes al Zenit. Por contra no vimos al mejor Levante que ahora se prepara para viajar a Suecia para encarar en la EL al Helsimborg. Deberá aplicarse sobre todo en la parte delantera