NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

liga bbva | getafe 1 - barcelona 4

El Virus FIFA pasa de largo

El Barcelona gana con autoridad en Getafe y desactiva un partido trampa. Adriano abrió el partido, Messi sentenció con dos goles y Villa volvió a marcar. Muy mal arbitraje de Teixeira Vitienes.

Actualizado a
<strong>EL BARCELONA GOLEA.</strong>
EL BARCELONA GOLEA.

El partido significó el cuarto triunfo en cuatro partidos del Barcelona, un inmaculado doce de doce que pone ritmo de martillo a la Liga y desde luego normaliza y llena de salud, por si hacía falta, la sucesión en el banquillo, Tito por Pep. Pero el partido tuvo más significados porque el Barcelona se sacó de encima uno de esas fechas que tanto suelen enredar su calendario: partido trampa a la vuelta de las fugas con las selecciones.

Pero hay más: los problemas a domicilio del Barcelona durante la pasada campaña quedaron grabados en piedra en dos partidos, las dos únicas derrotas de la temporada además del Clásico del Camp Nou: Pamplona y Getafe. El calendario le dio la oportunidad de reivindicarse por la vía rápida y, con esa cuestionable camiseta amarilla y naranja, el Barcelona lo ha hecho: dos triunfos que limpian las tuberías y airean el salón; fuera el virus FIFA, fuera los problemas a domicilio. Triunfo en partidos que el año pasado perdió y que el Madrid ya ha perdido, en Getafe, en la hace un puñado de semanas.

El partido tuvo muchas caras pero seguramente la principal sea la de Tito Vilanova. La agonía de Pamplona fue solvencia en Getafe. Tito se atrevió a sentar a los que habían cruzado el charco: se atrevió a sentar a Messi. Y sacó sobresaliente en lógica aplicada. Repasó concienzudamente donde falló el equipo en su última visita al Coliseum y planteó un partido diferente y mejor. La molicie de entonces fue ahora concentración y aquel chocar insulso contra el muro central del Getafe fue esta vez un ritmo más alto y un juego más vertical con pases en ruptura a dos bandas muy abiertas, Tello y Pedro. Con la firmeza atrás que no tuvo ante Osasuna, el partido fue una maduración asombrosamente lógica, la de una muy buena versión del Barcelona. Así encauzó el triunfo antes de cerrarlo en la segunda parte cuando entraron, el fondo de armario era delicatessen al por mayor, Messi y David Villa.

Nombres propios: Tito apostó por Cesc y éste sin grandes alardes jugó un buen partido en el falso '9', el lugar de Messi y el que fue suyo con España en la Eurocopa. Desde ahí rompió en vertical y condujo el balón que acabó en los pies de Adriano, que marcó casi a placer otro gol de oro, como el del Valencia. Más nombres en un Barcelona de salida sin Messi, Iniesta, Alexis, Alves o Alba: Busquets dirigió la presión basculante que dejó sin aire al Getafe y Thiago firmó en su regreso un partido espléndido, de los que legitiman su genética de crack. Sin las desconexiones que a veces le pierden y sin acusar la inactividad, dirigió al equipo en el primer tiempo, liberó a Xavi y rozó el gol con un remate al larguero y otro que salvó un Moyá que evitó al menos un par de goles más: otro nombre propio, casi el único del Getafe.

Porque el equipo de Luis García fue lo que pudo ser hasta el gol de Adriano superada la media hora. Mucho orden, dos líneas de cuatro colapsando la creación entre líneas del Barcelona y contras en busca de Barrada y Colunga. La lógica le tumbó porque cuando quiso irse arriba apenas creó peligro y destapó su coraza defensiva. Eso provocó la goleada unido al agotamiento físico y a la entrada de Leo Messi, que en media hora marcó dos goles, uno de penalti y otro a bocajarro, y dejó un puñado de pases que eran regalos maravillosos o una carrera que acabó en penalti clamoroso que no señaló Teixeira Vitienes, que firmó un arbitraje confuso y francamente malo en las dos áreas.

El partido se cerró con un gol de carambola de Sarabia y otro, más felicidad para el Barcelona, de David Villa, que controló, acomodó y definió como el Villa de siempre. Excelentes noticias para un Barça que salió cargado de ellas de un campo al que llegó con olor a chamusquina. Un Barcelona solvente primero, brillante después y mandón siempre. El Barcelona que fue de Pep y ahora es de Tito.