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CASTILLA 2 - SABADELL 3

El Castilla se dejó remontar un 0-2 ante el Sabadell de Aníbal

El conjunto madrileño se adelantó en la primera parte con goles de Juanfran y Jesé, pero el Sabadell volvió muy fuerte del descanso y Moha y Aníbal, en dos ocasiones, lograron el triunfo.

Se habrá despertado hoy el Castilla preguntándose aún qué pasó. Intentando averiguar cómo un partido muy a favor y controlado, con una segunda parte por delante para sentenciar y gustarse, acabó llevándoselo el Sabadell. Doce minutos de pesadilla local y de tino de Moha y Aníbal tuvieron la culpa. Del 2-0 del descanso al 2-3 en el minuto 57 y derrumbado el fortín del Di Stéfano.

De inicio, el Castilla salió sin delantero centro: a falta de un 9 fijo, un cuarteto de atacantes rápidísimos, con Jesé como referencia, aunque también se acomodó en la mediapunta. La amenaza era cuádruple y, a la contra, aún mayor. Además, los de Toril trataron en todo momento de adueñarse del balón. Y si lo tenía el Sabadell, la orden era concisa: robar y salir como balas.

Una idea que funcionó muy bien durante 45 minutos. Una jugada entre Borja y Cheryshev acabó en centro del ruso y gol de Juanfran. Tras uná ráfaga de ocasiones del Sabadell, Jesé se inventó una jugada y, ayudado por un rebote en Espasandín, puso el 2-0. Pero el descanso lo revolvió todo...

En el Sabadell, que había sufrido la pegada del filial, también había dos ideas claras: balones a Aníbal, que lo peleó todo, remató varias y marcó dos, o a la espalda de Fabinho, donde aparecía con peligro Eneko y se lucía Nacho al corte. El equipo echará de menos al capitán cuando no esté.

El Sabadell volvió del intermedio crecido y le dio al Castilla tres tazas de efectividad. Moha, colándose entre los centrales, dio primero y Aníbal, de cabeza y luego con la zurda, culminó la remontada. En doce minutos todo.

Cambio de chip para todos. El Sabadell pasó a defender y el Castilla a no rendirse, con arreones individuales y más corazón que cabeza. El filial pagó otra vez la novatada y dejó pasar una ocasión de oro para seguir escalando. La aprovechó el Sabadell, al que le movió la fe y, sobre todo, el poderío de Aníbal.