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Del Bosque

"No entiendo de letras de cambio ni de mercados, sólo sé algo del balón"

El seleccionador cumplió el miércoles 25 años en los banquillos. Empezó en el Castilla con un empate ante el Oviedo. Hoy es el técnico con mejor palmarés mundial.

Actualizado a
Del Bosque.

Se cumplen 25 años de su debut como entrenador. Como dice el tango, no son nada...

Sí que son, sí... Bueno, me retiré como jugador en la temporada 83-84 y comencé una nueva etapa. No pensé que mi futuro me iba a llevar a los banquillos. Tenía vocación de entrenador, pero todo venía enfilado para dedicarme a la cantera del Real Madrid. Pero luego los avatares del fútbol y el pertenecer a un club como el nuestro hizo posible que llegase a la elite. Pero lo cierto es que mi objetivo era dedicarme a la formación. Los primeros tres años estuve con Santisteban, ayudándole. Le estoy muy agradecido por lo que me enseñó. Después ya me dediqué a la cantera, y estuve unos años como entrenador del filial.

Con el Castilla fue su debut en los banquillos. ¿Lo recuerda?

Recuerdo ese equipo y a todos sus jugadores, pero ahora mismo no caigo en ese primer partido como entrenador. De verdad que no me acuerdo.

Fue el 29 de agosto de 1987, contra el Oviedo. Fue en la primera jornada de Segunda División de la temporada 1987-88.

¿Y qué hicimos?

Empataron a cero. ¿Qué recuerda de su Castilla, de aquellos jugadores?

Eran y siguen siendo chicos fenomenales, además de buenos futbolistas. Estaban Aldana, Gay, Aragón, Mandiá, Vilchez, Maqueda... Ahora cuando nos reencontramos me saludan con afecto, hasta con cariño. Y eso es lo que más me llena. Algo has debido hacer bien, Vicente, me digo a mí mismo. Yo también les tengo en gran estima a todos.

¿De lo que aprendió en el Madrid, qué es lo que le ha quedado como entrenador?

Pues casi todo, claro. He ido cogiendo lo que he podido de gente tan extraordinaria como Miguel Muñoz, Molowny, Miljanic, Boskov... Tengo el poso del Real Madrid, eso se nota desde lejos. He conocido al club en todas sus etapas desde hace más de medio siglo, y he aprendido mucho como entrenador y como persona.

De esos entrenadores que pasaron por su vida, bien como jugador o luego ya como técnico, quién le dejó huella?

Todos un poco. Desde la ironía y la astucia de Muñoz hasta las innovaciones, los nuevos métodos que implantaron gente como Boskov o Miljanic, que eran mucho más que simples entrenadores de fútbol. Evidentemente, Molowny ha sido una referencia para mí en todos los sentidos. Por don Luis sentía admiración y respeto, y procuro imitarle en lo que puedo. Pero de todos he aprendido mucho, también de los que pasaron por el club estando ya retirado como jugador. Gente como Leo (Beenhakker), Toshack, Heynckes... de todos con los que he tenido roce he tratado de ir chupando, de aprender. Es que además no tenía más remedio. Yo no entiendo de negocios, no entiendo de letras de cambio, de los mercados; si entiendo de algo es del balón, y es gracias a todos esos entrenadores y jugadores que conocí en el Madrid. Con todos ponía el ojo y la oreja. Era una esponja.

¿Qué grandes satisfacciones le da ser entrenador?

Bueno, para empezar me ha procurado ganarme la vida y mantener bien a mi familia. Seguir en mi pasión, que es el fútbol. Y luego, profesionalmente, además de los títulos con el Madrid y ahora con la Selección, ver a todos esos chicos de los que hablábamos antes... el tener la bondad, o intentarlo, para formarles como futbolistas y en lo que se podía también como personas. Pero yo creo que lo más enriquecedor fue trabajar con la cantera, con los chicos, sus vivencias, sus familias. Durante esos años nos volcamos, y hablo en plural porque yo era uno más. El Madrid tenía un engranaje que cuidaba de eso de forma generosa, altruista y en muchos casos anónima...

¿Se refiere a gente como Alberto García?

Bueno, claro. Pero Alberto era al final un empleado del Madrid como lo era yo. Como lo eran Jesús García Palacios, el señor Malbo, Luis Ajenjo... Pero además había entrenadores, técnicos, ojeadores que peinaban todos los campos de tierra de España en busca de ese futuro jugador del Madrid. Muchos de ellos eran gente anónima, que trabajaba por amor al club.

Si les dicen entonces que usted iba a llegar a ser el técnico con mejor palmarés del Mundo, ¿qué?

No sé si en cantidad, pero desde luego estoy contento con la calidad de los títulos. Con el Madrid y con la Selección. He tenido suerte cuando ha hecho falta, es la verdad. Porque tampoco llevo tanto tiempo en la elite. Poco más de diez años. Se puede decir que he sido de vocación tardía. Pero han sido años inolvidables. Cogí un Madrid con gente como Redondo, Hierro, Raúl... un gran equipo. Luego los Helguera, Iván Campo, y de ahí la minietapa con los galácticos, con Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos, Figo. Y después la suerte de haber llegado a la Selección en un momento único para el fútbol español, con una generación como la de los Iker, Xavi, Iniesta, Ramos, Torres, Villa... en fin todos ellos.

De aquella etapa en la cantera del Madrid, como técnico de base, ¿qué recuerdos tiene? ¿Era muy complicado dar con un buen jugador? ¿Llevaba mucho tiempo?

Pues cada chaval era un mundo. Eran muchos kilómetros. Muchos días fuera, porque procurábamos regresar para pasar la noche en casa para no gastar. Era la filosofía del club. Recuerdo por ejemplo el día que llegó Isma Urzáiz. Nos lo habían mandado y le pusimos a jugar un partido de prueba. Casi no tocó ni un balón, pero cazó una por arriba y metió un golazo. Tras el partido, Molowny nos sacó de dudas a todos: este chico se queda. Vamos a pulirle, pero tiene buenas condiciones y quizás podamos ayudarle a llegar a Primera División.

¿Algún otro caso curioso que se le venga a la memoria, así a bote pronto?

Muchos, sí que es verdad. Pero no sé, por quitarle la curiosidad ahora me viene a la cabeza el día que llegó Etoo. Samuel vino por mediación de otro empleado ilustre del Madrid, José Luis López Serrano. Llegó con otro chico, directo de Camerún. Les probamos a los dos, pero el que demostró desde que pisó el campo que se iba a quedar con nosotros fue Etoo. Era un caso que no ofrecía ninguna duda. Quería dejarlo claro el primer día.

¿De las decisiones que tomó en la cantera, cual es la que le ha dejado mejor recuerdo?

Bueno, no era yo solo. Ya he nombrado a gente que estaba en lo mismo que yo. Y muchos que me dejo en el tintero y que eran tan o más importantes que nosotros. No sé, quizás la última: tomar la decisión de sacar a los chicos de hoteles y pensiones y llevarles al SEK. Hacer de un colegio su casa, para que no perdieran la perspectiva de que el fútbol no ocupa lugar, pero los conocimientos menos.

¿Qué le hizo más ilusión, levantar la Copa de Europa con el Madrid o el Mundial o la Eurocopa con España?

Pues todo. Pero no sólo de las que se ganaron estando yo. Sino, por ejemplo, la Séptima, con Heynckes, fue un alegrón. Vi madridistas llorar. Luego tuve la suerte de ganarla yo. Y te das cuenta de lo importante que es ganar la Copa de Europa, y de que no es algo fácil. Y de la Selección, ¿qué puedo decir? Repetir dos Eurocopas consecutivas, el Mundial. Se conoce que mucha gente, no sólo yo, ha hecho las cosas bien.

De los jugadores actuales, de los que tiene en la Selección, noto que Xavi, y eso que es del Barça en profundidad, es el que más se está empapando del método Del Bosque, ¿Le ve como entrenador?

A Xavi le veo entrenando en el futuro, la verdad. Es la prolongación del técnico sobre el campo. Pero su escuela es la del Barça. Ha mamado bien todo lo que es y hace el Barcelona. Cree en esa escuela. Tiene sentido común y es amable. Es uno de los que seguramente recogerá el testigo de los que estamos ahora.

¿Qué condiciones cree que debe tener un entrenador?

Ninguna es imprescindible y todas son necesarias. A lo mejor no es imprescindible haber jugado en un gran club, pero si lo tienes no debe ser una carga. Y luego, pues lo que adorna a un técnico, el sentido común y tener buenas relaciones dentro y fuera del vestuario. Con los medios, con los ayudantes, con los jugadores... con todos. Las buenas relaciones son vitales. Luego que la filosofía del equipo encajen con el club. Y por supuesto que tengas buenos resultados. Porque lo demás, si pierdes, se viene abajo como un castillo de naipes.