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CHAMPIONS LEAGUE | PANATHINAIKOS 0 - MÁLAGA 0

El Málaga es de Champions

El conjunto de Pellegrini dominó, de nuevo, al Panathinaikos y estará en la fase de grupos de la máxima competición europea.

Fernando López de Lorenzo
El Málaga celebra el pase a la fase de grupos de la Champions.
El Málaga celebra el pase a la fase de grupos de la Champions.

El Málaga es de Champions. No de un playoff ni de una ronda eliminatoria ni en la mente de muchos aficionados, sino que estará en la fase de grupos de la máxima competición europea por méritos propios. El rival ya no será el Panathinaikos, tan insípido en su terrible estadio como lo fue hace unos días en la ida; el Málaga jugará ahora contra el City, la Juve, el Bayern o el PSG y se codeará con la élite del Viejo Continente. Además, lo ha conseguido sin apenas sufrir ante el Panathinaikos (0-0), con solvencia, aunque sin un juego tan brillante como en la ida, con madurez y una ilusión desbordante, visible tanto en jugadores experimentados de la talla de Joaquín, Toulalan o Demichelis como en la juventud que caracteriza a este Málaga.

La culminación del proyecto del jeque Al-Thani, tambaleado en los últimos meses por serios problemas económicos, llegó en el Spiros Louis de Atenas, nuevo lugar de culto para la afición malagueña. La previsión del infernal ambiente entre los griegos no fue tal y el Málaga jugó mucho más cómodo de lo que se podía esperar. Durante todo el choque los de Pellegrini llevaron el peso del partido ante un Panathinaikos que ni siquiera fue capaz de forzar una ocasión de peligro. El encuentro se movió por las sensaciones que experimentaba el Málaga. Esas emociones corren a cargo de Joaquín e Isco, una dupla sobre la que recae gran parte de la responsabilidad de un equipo que deberá ampliar su plantilla si quiere sobrevivir esta histórica temporada. Si ellos corren, el balón vuela; si ellos juegan, el rival sufre. Y el Panathinaikos lo hizo durante todo el partido.

La otra parte reposa directamente sobre Toulalan. El francés es, probablemente, el futbolista más importante del Málaga y la eliminatoria que ha jugado, en especial la vuelta, sólo confirma este hecho. En la ida sostuvo al equipo cuando peor lo pasó; en Atenas ni siquiera permitió al Panathinaikos acercarse a la meta de Caballero. Bien acompañado por Camacho, Toulalan tejió una red que atrapó todos los intentos de los griegos, desesperados ante la omnipresencia de los medios malagueños.

Barrido el Panathinaikos del campo en La Rosaleda, el Málaga bien pudo temer un arranque de orgullo en los helenos. Nada más lejos de la realidad. Los de Pellegrini controlaron el choque y dispusieron de casi todas las ocasiones de gol, un detalle más para aderezar la clasificación a la fase de grupos de la Champions. Bien es cierto que el Málaga desaprovechó todas y cada una de esas oportunidades, un disparo de Joaquín, varias contras mal finalizadas, otra falta de Joaquín e, incluso, un gol mal anulado por un fuera de juego inexistente a Camacho cuando al partido le quedaba un suspiro, pero ni aún así sufrió lo más mínimo en Atenas.

El Panathinaikos no asustó en ningún instante y tampoco aprovechó las opciones que tuvo a balón parado, único resquicio por el que podría acosar al Málaga. Fue entonces, cuando los griegos se refugiaron en una excesiva violencia permitida muchos minutos por el colegiado. Tampoco se amedrentó en ese momento el Málaga. El partido estaba hecho y la eliminatoria cerrada muchos minutos atrás. La historia está escrita y ahora sólo queda disfrutarla. Porque el Málaga es de Champions.