Liga de Campeones | Málaga 2 - Panathinaikos 0
Un Málaga de otro planeta
Demichelis y Eliseu sellaron el triunfo. Magnífico partido y buen resultado para la vuelta.
El Málaga tiene medio sueño en el bolsillo. Sólo le falta la guinda en el conocido infierno griego, pero jugando así no debe tener problemas para inscribir su nombre en la fase de grupos, ganar prestigio, mantener sus toneladas de hombría, dignidad y, por qué no decirlo, atar unos riquísimos 15 millones de euros que dan oxígeno y vida en este nuevo giro que ha dado el proyecto del club.
Pocas veces hemos visto semejante torrente de fútbol, concentración, valor, presión en toda la cancha y elegancia de un grupo solidario y comprometido, alzado en volandas por un público entregado. Lo raro, que la brecha abierta sólo fuera de dos goles.
La fiesta comenzó pronto. A los 17 minutos, Joaquín sacó con astucia un córner, Weligton peinó de cabeza y Demichelis, con la astucia de un Van Nistelrooy de la vida, pasó por ahí y cruzó el balón lejos del atónito Karnezis. 1-0. La fiesta no hacía sino comenzar. Lo mejor estaba por llegar.
Las carreras con sentido de Eliseu, el trabajo de Joaquín, el poderío en el centro del campo de Toulalan, recuperando todos los balones habidos y por haber daban alas, de alguna manera, al talento de Isco quien, a los 33 minutos, inició una de las jugadas más bellas que se recuerdan. Con su estilo elegante encaró y se apoyó en Maresca, que le devolvió en pared con un taconazo precioso. El de Benalmádena centró y Eliseu, que venía como una flecha, empalmó de extraordinario tiro raso al fondo de la red. ¡Qué maravilla de gol!
El Málaga siguió arrollando y hasta Fabrice tuvo en el 59 la opción ¡de tacón! de apuntar su nombre como goleador más joven de esta competición. Cuando el físico pasó factura y el Panathinaikos se creció, apareció hasta en tres ocasiones la enorme y colosal figura de Willy Caballero. Gran paso del Málaga. Sólo falta poner el broche.