"Vengo con todas las ganas de hacerlo bien"

El destino siempre caprichoso ha hecho que 37 años después, un nuevo punta paraguayo, Nelson Valdez, llegue al Valencia para intentar seguir los pasos del gran Lobo Diarte que hace un año se fue y dejó huerfana a toda la familia ché. El Lobo completó un magnífico ataque con Kempes y Rep que aún se recuerda en Mestalla y fue una de las grandes sensaciones de aquel histórico Valencia de los 70. Ahora el León Gauraní quiere lograr lo mismo junto a Soldado, Jonas y Alcácer.

Valdez llegó ayer a las 14:15 horas con aires de humildad y asegurando mucho trabajo para su nuevo club. Se le vio agradecido por la oportunidad que le brinda el Valencia de poder regresar a la Liga tras su paso por el Hércules y, sobre todo, de estar cerca de su familia que vive afincada en Mallorca. "Vengo con una alegría tremenda para pertenecer a un gran club y lo hago con todas las ganas de hacer las cosas bien", afirmó el internacional. El atacante, que fue recibido por el director deportivo, Braulio Vázquez, se encontró con su mujer e hijos en Manises y afirmó que la familia ha sido fundamental a la hora de presionar al Rubin Kazan para que le dejaran salir: "Mi familia no podía vivir conmigo en Kazán y era muy duro para todos. Le agradezco a Berdíev (su ex técnico) que se mostró comprensivo con mis problemas familiares y me permitió jugar en España".

El paraguayo firmará hoy su contrato tras superar ayer la revisión médica, hoy a las 17:00 horas será presentado en Mestalla y dos horas más tarde estará ya a las órdenes de Pellegrino. Incluso podría viajar con la expedición a Madrid para conocer más de cerca al grupo.

La cesión.

El Valencia buscó este préstamo para ahorrarse el dinero de su traspaso y apostarlo en el lateral. Además, la cesión tiene un beneficio fiscal porque al ser extra comunitario, durante los primeros seis meses su tributación será al 24% y no al 48%. Otro ahorro más.

La vida ejemplar de un Corazón de Léon

Creció en el seno de una familia con poco recursos; siempre pedía un balón y botas de fútbol porque ama este deporte. Con 12 años perdió a su primo Pedro, un hermano para él, y dejó los estudios y no trabajaba, bebía porque andaba perdido; entonces una mirada de su padre lo cambió todo y se dedicó a su vida. A los 14 años se puso la meta de ser ser internacional por Paraguay. Desde entonces se levantó a las 5:00 de la madrugada para correr. Se marchó a la capital a probar en equipos, llegço a dormir bajo de las gradas de los estadios y entrenó con sólo una comida en el estómago. Eso le hizo fuerte. Tras dos años dio el salto a Europa y jugó en el Werder Bremen, Dortmund, Hércules y Rubin. Y es el gran icono de Paraguay, su sueño.