Fabri llega a Santander con bronca de la afición

La afición del Racing está harta del Consejo de administración y de la imagen que de su club está dando por todo el mundo. Por eso, ayer, convocados por las redes sociales, algo más de un centenar de seguidores se congregaron en el estadio mientras se estaba presentando a Fabri para mostrar su indignación. Gritos, insultos (muy especialmente centrados en el consejero Jose Campos, cuyo coche había sido apedreado), lanzamiento de huevos y solo la presencia de tres guardaespaldas impidió que un contenedor de basura acabara dentro de la sala de prensa.

Según el presidente de la Asociación de peñas, Bernardo Colsa, con el contenedor pretendían "facilitar que saquen toda la mierda que hay ahora mismo dentro del club".

Rodeado.

De los dirigentes de la entidad, el único que dio la cara entre los aficionados fue Manolo Sáiz. El todavía mánager, que ayer mismo, a las diez de la mañana, protagonizó una nueva discusión con gritos, insultos y amenazas con el presidente Ángel Lavín en el despacho de éste en el estadio, fue rodeado por los más exaltados y recibió todo tipo de insultos. El torrelaveguense, hay que reconocérselo, aguantó a pie firme, no intentó escabullirse dentro de las oficinas y la vehemencia fue decreciendo sin que llegara a producirse, en contra de todo pronóstico, ninguna agresión. Sáiz espera ser destituido en breve.

Fabri dice creer en el ascenso

El nuevo entrenador del Racing afirmó llegar a Santander con un solo objetivo: el ascenso. A pesar de que solo hay quince profesionales, el técnico gallego aseguró que cree en que hay materia para subir. Curiosamente, Fabri desveló ayer que los 'problemas personales' que esgrimió para marcharse de Huesca la semana pasada eran en realidad una falta absoluta de confianza en las posibilidades de los oscenses: "No creía que el Huesca tuviera ninguna opción de subir, ni tan siquiera de jugar el playoff de ascenso".