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Tim Shea

"Sólo el Atlético podría competir con Madrid y Barça en básket"

Timothy Lawrence Shea (Nueva York, 1949) llevó al Atlético a los playoffs de la Liga ACB 1990-91. Como entrenador, Shea es la viva expresión del trotamundos. Ahora es ayudante de Ayo Bakare en la selección de Nigeria en los Juegos. AS le entrevistó en Londres.

Tim Shea.
PEPE ANDRÉS

¿Cómo fue su llegada al Atlético, cómo le llamó Jesús Gil, que había contratado anteriormente a Clifford Luyk?

Fue en 1990. Yo estaba entrenando en Lisboa, en el Benfica, pero tenía una cláusula de escape. Me llamó un agente de EE UU, Warren Legarie y me dijo que si estaba dispuesto a aceptar una llamada de Jesús Gil, a ver si cogía el equipo del Atlético. Le dije que podía llamarme. Y esa misma tarde me llamó Gil. Me dijo: "Quiero un entrenador con dos h (balls, dice Shea en inglés) y me han dicho que tú los tienes. Quiero que cojas este equipo. Hombre, puestos así me fui y me presentó en el Club Financiero, donde Jesús no paraba de escribir y firmar cosas entre servilletas de papel. Nunca se sabía bien lo que estaba haciendo, pero hacía muchas cosas. Era un hombre de negocios, muy trabajador. Legarie arregló los temas legales: mi rescisión en Lisboa, el permiso de residencia

Llega a Madrid, coge el equipo, y empieza una temporada apasionante.

De 18 equipos quedamos sextos, jugamos los playoffs por el título y sólo nos eliminó el Joventut, que iba a ser el campeón. Yo tenía a dos jugadores extraordinarios de EE UU, formados en Saint John's: Walter Berry ('el jugador del millón de dólares', compañero de Fernando Martín en Portland) y Shelton Jones, pero también a buenísimos españoles como Quique Ruiz Paz, Rementería, García Coll, el más listo de la clase, y mi gran tirador, Carlos Gil. La clave era que Berry, cuando estaba rodeado, sacaba el balón fuera y Gil metía los tiros cuando había que meterlos.

Y estalló el escándalo con Shelton Jones

La culpa la tuvo el frío que hacía en el pabellón de una escuela al que tuvimos que irnos un día, en Villalba. Berry se entrenaba con guantes, pero Shelton, sencillamente, no quería entrenarse, del frío que tenía. Aquel año, Shelton había ganado el Concurso de Mates, pero Jesús le llamó al despacho del Club Financiero y le dijo, delante mía: "Eres un negro de m... y ahora mismo te vas a tu p... casa". Y trajimos a Howard Wright, algo peor que Shelton, pero que hacía su trabajo.

¿Cómo fue despedido con esa gran temporada como aval?

Tenía contrato recién firmado por dos años más, pero en 1991, la Comunidad de Madrid intervino judicialmente en el club, se lo quitó a Jesús y yo me quedé en la calle de un día a otro. Apareció Pablo Casado y ya no quiero hablar mucho de este tema. (En el verano de 1991, entre numerosos problemas, el Atlético de Madrid de Jesús Gil renunció a su plaza en la ACB)

¿Cree que el Atlético podría resurgir como club de baloncesto?

Sería un sueño que es difícil con esta crisis económica. Pero es el único club que podría competir con Real Madrid y Barcelona.

¿Qué hace con la selección de Nigeria?

Ya sabe que estuve con los equipos del Breogán y del Orense. Allí causamos sensación con Chandler Thompson y Andre Turner.  He estado trabajando 12 o 13 años en la NBA, lo hice con los Knicks (también, Suns y Bobcats) y les recomendé como un buen técnico africano a Ayo Bakare. Cuando Bakare fue nombrado seleccionador de Nigeria, me dijo que si quería ayudarle en los juegos de Londres. Aquí estamos. El problema es que los jugadores nigerianos siempre llegan tarde a cualquier cita. En fin

Y, si pudiera reconstruir el Atlético, ¿a qué jugador se traería?

Si pudiera, a 'mi' Walter Berry, hombre. Es el mejor jugador que he visto en mi vida. Era un artista, y era zurdo, lo que lo hacía más difícil de parar (Berry fue el máximo anotador de aquella Liga 90-91, a 33,4 puntos de media y 11 rebotes. Anotó 52 puntos al Real Madrid). Como tirador, a Carlos Gil. Y no me olvidaría del portugués Carlos Lisboa, que hoy entrena al Benfica. Era un jugador completísimo.

Podría escribir un libro con todas sus experiencias vividas en todos los sitios donde ha estado, ¿no?

Quiero hacerlo con todas mis experiencias en la NBA, en Holanda, donde viví una época inolvidable con Kees Akerboom, en España y en toda Europa. Pero ya veremos: allí en Lugo, mi mujer me dice que lo que hago realmente bien es entrenar y sacar la basura a la calle, je, je: en fin, Dios nos tiene aquí para algo.