Arda ayuda a los vecinos del barrio donde creció

Arda cumple un año como futbolista del Atlético y residente madrileño, pero no se olvida de Turquía ni de Bayrampasa, el distrito donde creció. Según el último censo, este barrio de Estambul cuenta con más de 270.000 habitantes, entre los cuales la inmensa mayoría vive bajo el umbral de la pobreza. Arda es la figura más destacada con procedencia del distrito y hace honor a ello con continuas acciones solidarias.

Por ejemplo, en enero, tuvo permiso del club para viajar a Estambul 36 horas y solucionar unos trámites de su permiso de trabajo. Pese a su ajetreada agenda y fugaz viaje, el futbolista tomó varias horas para visitar a dos orfanatos distintos de la ciudad.

La revista Habertürk se hizo eco del último gran gesto solidario de la estrella turca: comprometerse a pagar las facturas de agua, gas natural y electricidad de todos los vecinos de la casa de su infancia (sobre todo los más necesitados). Por lo visto, el dinero usado para este gesto no provendrá de su ficha en el Atlético, pero de sus ganancias publicitarias. En particular de la industria del cine turco, para la que ya ha promovido dos películas diferentes. De hecho, según la revista, el futbolista rojiblanco ha usado los mismos fondos para hacerle regalos a sus familiares: un coche Audi modelo A7 a su padre y un Audi A3 a su madre. Aunque el mayor regalo de todos es la casa que le compró a su familia directa en Estambul.

Arda se encuentra muy cómodo en Madrid y su entorno ha desmentido en varias ocasiones el supuesto interés del Galatasaray por volver a contratarle. Según su agente, el turco sólo piensa en el Atlético y terminar la temporada en uno de los puestos de Champions League. Al centrocampista ofensivo le motiva trabajar con Simeone, ya que pese a reconocer haber tenido dificultades en los primeros meses, lo ve como un reto para seguir mejorando como futbolista.

De hecho, en Turquía se aplaude la forma de jugar del nuevo Arda. En el Galatasaray, se le veía como un futbolista que sólo servía para jugar los primeros 60 minutos. Ahora se le ve como un jugador sacrificado que lucha con la misma intensidad por recuperar un balón que para dar un pase.