Cervero, la última perla carbayona

"Hasta que el Oviedo no suba a Segunda B o me muero, o yo de aquí no me voy. Por mi padre y por mi madre". Una frase pronunciada por el delantero Diego Cervero tras caer eliminado en la fase de ascenso de la temporada 2003-04. Son palabras de un licenciado en Medicina. El mismo que fue máximo goleador las tres últimas temporadas en el Logroñés. Y que la pasada campaña se alzó con el Pichichi del Grupo II de Segunda B (20 goles). Cervero es el ídolo de la historia reciente del oviedismo. Capaz de compaginar sus estudios de Medicina con su pasión: no el fútbol, sino su club. Hace tres temporadas se fue al Logroñés y ahora ha regresado por la puerta grande convertido en una estrella.

Ha renunciado a ofertas de Segunda para quedarse en su casa donde le necesitan más que nunca. Cervero se entrena en el Requexón desde hace diez días. Se levanta temprano. Antes, estudia un par de horas. Durante la pretemporada no asiste a las clases del MIR, pero durante la Liga su rutina de cada día terminará en un aula repleta de médicos.

Estrellas. Un tipo sencillo y humilde. Su presentación congregó a más de mil aficionados en las gradas del Tartiere para verle de nuevo. Con pancartas de bienvenida a casa. Con felicidad y bengalas. Una presentación digna de cualquier estrella internacional. Pero no es la única... Las estrellas de sangre azul abundan en los últimos tiempos. Son las últimas perlas que ha aportado al fútbol la cantera oviedista: Mata, Cazorla, Adrián López, Michu Han alcanzado la gloria y siempre con el Oviedo en el corazón. Del que presumen. Al que ayudan. Cada verano no fallan a su cita con las generaciones futuras. Con ellos comparten un rato de fútbol.

Y no desperdician la ocasión para presumir de oviedismo. Mata cuenta que con Cazorla y Adrián, el Real Oviedo es un tema habitual de conversación. Todos ellos han declarado que ayudarán en la ampliación de capital que se convocará en septiembre.

El caso de Michu es más especial. Rechazó una oferta del eterno rival, el Sporting. Se escapa a ver los partidos con su bufanda y su gorra. Se camufla en la grada con más jóvenes. Él quiere que sea así. Ellos son, desde el primero hasta el último, estrellas de sangre azul...