Pedro Mba
"En Italia hay cosas raras, pero existe ley de silencio"
Español de origen guineano, ha pasado de jugar en tierra a ser titular en el Sampdoria y ascender a la Serie A.
Hace cinco años jugaba en tierra en Alcalá y ahora triunfa en Italia. ¿Cuándo cambió todo para usted?
Cuando me vio mi representante, José Miguel González. Aquel día jugaba yo con el AD Naya y metí tres goles, uno de ellos olímpico, y desde entonces está conmigo. El Valencia le mandó un fax para invitarme a un torneo de verano pero el Naya tenía un acuerdo con el Atleti para darle prioridad en fichajes. Amorrortu era el director de la cantera. Me llamaron para entrenar una semana y al primer día ya me firmaron por un año. Al principio era extremo, pero un día empecé de pivote porque se lesionó un compañero y ya no me sacaron de allí. Gané la Liga y se interesó el Sampdoria. Me hicieron una buena oferta, Amorrortu no se lo creyó y apostaron por Koke. Así que me fui a Génova, firmé por cinco años con contrato profesional y me instalé en la residencia del club. Pese a todo, el Atleti puso pegas al tránsfer y no podía entrenarme, tenía que trabajar con el juvenil con ropa diferente hasta que se resolvió (risas)...
Su ascenso en la 'Samp' fue meteórico...
Jugué los tres o cuatro primeros meses en el Allievi (Juvenil), luego me subieron al Primavera y me empecé a entrenar con el primer equipo.
Casi debutó en las inferiores de España pero hubo problemas. ¿Qué pasó?
En la 2009-10 nos clasificamos para la previa de la Champions. En ese momento me convocó la Sub-19 y la Sampdoria no me dejó ir. Me volvió a pasar algo parecido después y ya no me llamaron más.
En Génova tuvo un padrino de excepción, Antonio Cassano. ¿Tan bien le trataba?
Es un gran tipo. Yo era casi su brazo derecho, ¡no me tosía nadie gracias a él! (se ríe). Si otro fallaba un pase por 2 centímetros le echaba la bronca, pero a mí nunca. Apretaba a los entrenadores para que me sacasen. Les decía: "¡El futuro, el futuro es él!". Vivía a un kilómetro y venía a recogerme todos los días a la residencia.
También tuvo que aprender la férrea táctica italiana. ¿Le costó adaptarse?
Tenemos una hora de táctica y media hora de vídeo tres días a la semana. Llegué a Italia directo a hacer entrenamientos dobles y hasta alguno triple. Y nunca antes había ido al gimnasio. Sólo le digo que yo he aprendido a robar balones allí.
Un asunto caliente en Génova son los líos entre los ultras del Sampdoria y del Genoa.
Es algo feroz. Los ultras no te dejan salir a la calle, te obligan a irte a casa a las doce... Y hay mucho pique. Se suspendió una fiesta el día que ascendimos de nuevo a Serie A porque se dieron de puñaladas entre hinchas del Genoa y el Sampdoria.
El Calcio se ha visto de nuevo salpicado con el escándalo de las apuestas, con jugadores detenidos. ¿Le sorprendió?
Ha habido cosas raras en campos, eso se ha visto. Pero en el Sampdoria no podíamos permitirnos nada raro porque hace dos campañas luchábamos para no bajar y este año para subir. Aún así, mi compañero Cristian Bertani fue detenido dentro de este último escándalo. Hay una ley del silencio allí porque es algo que pasa desde hace tiempo, no es nuevo.
Parece ser que el Inter de Milán sigue sus pasos...
Sí, eso parece. Me quedan cuatro años más de contrato porque renové por cinco más en 2011. Ya veremos qué pasa...