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Europeo Sub-19 | España 1 - Grecia 0

España no se cansa de ganar

La Sub-19 logra su sexto Europeo. Jesé marcó el gol decisivo a pase de Deulofeu. Recital de Oliver.

<b>OTRA VEZ CAMPEONES. </b>La Selección Sub-19 celebra su sexto Europeo de la categoría. Derik, en segundo plano, levanta la copa de campeones al cielo.
OTRA VEZ CAMPEONES. La Selección Sub-19 celebra su sexto Europeo de la categoría. Derik, en segundo plano, levanta la copa de campeones al cielo.

Ahí está de nuevo España, en lo más alto del podio. Ayer lo logró la Sub-19, como dos semanas antes lo había hecho la Absoluta: campeones de Europa. Del presente y del futuro. Insistiendo, porque este es ya el sexto Europeo de la categoría en once ediciones. España goza de un estilo que triunfa y que no tiene pinta de agotarse. Los pequeños imitan a los mayores y el resultado es el mismo. El camino al éxito está marcado. Este torneo reafirma que quien juega mejor tiene más posibilidades de ganar y así ocurrió también en la final.

España estuvo siempre más cerca de la victoria que Grecia. Porque tiene mejores jugadores, mejor puesta en escena y lo demuestra. Los helenos ni siquiera pudieron tener fe en un accidente del rival. Una final se puede perder en cualquier detalle, pero el equipo de Lopetegui dio sensación de confianza desde el primer minuto y salió arrollador. Jugadores y técnicos creen en lo que hacen y eso se nota en cómo el equipo juega y disfruta.

El estilo es el adecuado, pero nada sería posible sin el talento de los futbolistas. Esta Sub-19 también es de kilates. A Deulofeu y Jesé ya se les conocía y a estas alturas es fácil apostar que llegarán alto. Ambos tienen el duende de los cracks, aún por pulir, y por muchos balones que hayan perdido antes, sabes que la pueden liar. Cada uno lo intentaba por su banda, pero cuando más daño hacían es cuando se buscaban. Y en el 80' se encontraron de verdad. Joni robó y cedió a Deulofeu, que trazó una diagonal con el balón y dejó a Jesé ante Dioudis. El canario es letal en la definición y no perdonó.

España tardó en derribar la muralla, aunque había hecho todo lo posible para marcar mucho antes. La Sub-19 tuvo ocasiones de todos los colores, de cerca y de lejos, y no concedió apenas ninguna. Sólo la gran noche de Dioudis lo impidió y nos hizo dudar injustamente.

El toque. Elogios aparte merece el centro del campo. El futuro del tiqui-taca está blindado. El bajito Oliver dio un recital de cómo se dirige un partido: corrió, se ofreció, tocó, giró, fue, volvió... Dejó regates y pases que habría firmado Xavi. Se alió con Campaña y Suso y marearon a los griegos, que no sabían ni por dónde ir. Es la hipnosis de España: te enseña el balón para que lo persigas, pero no te lo deja nunca. El método que manda, para grandes y pequeños, y que hace que el fútbol español esté otra vez de fiesta. Y van ya unas cuantas...