Francia será el rival de España

En el fútbol no hay fórmulas exactas y ayer lo comprobó Francia al caer ante la eliminada Suecia y ceder el liderato del grupo de manera inexplicable. Su castigo será jugar contra España en cuartos. Nunca antes una derrota tuvo una consecuencia tan dolorosa. Pero quien piensa en saltar obstáculos lejanos sin haberlo hecho antes con los cercanos se somete a estos riesgos. Y eso es exactamente lo que le pasó a un triste conjunto galo.

Es verdad que Suecia no tuvo intención alguna de entregar la cuchara. Su salida fue la de quien se sabe liberado de tensión, fuera ya del torneo pero con la sana intención de marcharse con una sonrisa. El más incisivo en esos primeros minutos fue Toivonen, inexplicable suplente en el decisivo partido ante Inglaterra. El fenomenal llegador del PSV remató forzado de cabeza en un primer aviso y fue más peligroso aún a continuación, pero su tiro golpeó en el poste cuando Lloris ya había sido sorteado. La poca contundencia de Mexes en la jugada advirtió un peligro más. No está nada bien el central del Milán y una amarilla poco después le impedirá jugar ante España en los cruces.

Francia fue plástica como en anteriores choques, aunque demasiado tierna. Las combinaciones de Benzema, Ribéry y Ben Arfa prometían ser piezas de catálogo, pero por una razón o por otra acababan ocupando el trastero. Sólo el del Bayern pudo entrar en el área con espacio para batir a Isaksson, que le adivinó bien las intenciones. Todo lo demás fueron lanzamientos lejanos. Benzema. Ben Arfa. M'Vila. Sin veneno la mayoría. Daba la impresión de que el acordeón francés sonaba igual de cálido que siempre, aunque esa calma chicha invitaba a cerrar los ojos y notar la brisa en la cara. Todo muy bucólico. Muy peligroso.

Mazazo. Porque Suecia seguía a lo suyo y sin intención de dejar de divertirse. Más bien lo contrario. Así, Ibrahimovic irrumpió en pleno chill out francés con su rock transgresivo y un gol de chilena marca de la casa. Alguien debió entender que dotar de inteligencia y compañerismo a su inagotable talento hubiera sido excesivo. La falta de esa mezcla nos impide ver un jugador de leyenda.

Lejos de espabilarse, los de Blanc siguieron sumidos en ese relajante y tibio hilo musical que les invadía. Wilhelmsson pudo marcar y también Mellberg, cuyo remate detuvo de manera espectacular Lloris. La situación requería paciencia y le costó asimilarlo a los bleus. Muy paulatinamente fueron llegando las ocasiones. Primero Menez, luego Malouda, más tarde Giroud. Unas veces Isaksson y otras la falta de puntería impidieron que se elevara el empate y Larsson mató en una contra al final. Duro castigo para Francia. Doloroso desenlace para un equipo al que ahora le espera La Roja.