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GRUPO C | ITALIA 2 - IRLANDA 0

Del biscotto a la torrija

Un gol de Cassano al principio y otro de Balotelli, de escorzo, al final resumieron la total superioridad de Italia frente a una estéril Irlanda.

Del biscotto a la torrija

 Italia ganó en un partido plácido a una Irlanda que empujó y empujó sin peligro real a Buffon. El encuentro resultó un tostón, por la desidia azzurra y la inoperancia irish. Y del anunciado biscotto se pasó a una auténtica torrija.

Irlanda no guarda ese litúrgico respeto que tienen los adversarios a la camiseta azzurra. Le pierde la vergüenza, quizás por ser primos lejanos, y plantea los partidos con una irreverencia que incomoda a los italianos. Si encima en el banquillo rival está Trapattoni, el druida que guarda la receta del catenaccio, el panorama es más inquietante. Así, en las tres veces que había jugado la Irlanda trapattoniana contra Italia no conocía la derrota.

De inicio, Italia se enrocó descifrando el jeroglífico defensivo planteado por Trap e Irlanda dispuso de contragolpes con superioridad que evidenciaron su primitivismo técnico. Doyle no sería titular en el Xerez, pero son los bueyes que tiene Trapattoni. En ataque Italia dejó la derecha a Abate y acostó a Marchisio en la sinistra. Parches. Sólo inquietaban, entre líneas, los Antonios (Cassano & Di Natale). Y entonces, decía Panzieri que "el fútbol es la dinámica de lo impensado", ocurrió lo insospechado. Cassano ("vivo cansado y he nacido para descansar") se asomó al primer palo en un córner y peinó un balón que entró fugazmente antes de ser despejado. Gol. Irlanda ya no era el rival. Lo era el biscotto.

El gol activó la banda, que parecía un desfile de Armani. Gris marengo Prandelli, gris perla Trapattoni. En Gdansk, Bilic sudaba un grosero traje que no era de sastrería, como los de Poznan. Al descanso llegaba Italia líder por un churro de Cassano. España estaba a un gol de ser líder y evitar a Alemania hasta la final, y a otro de hacer las maletas y evitarla hasta el Mundial 2014...

Bostezos. Italia salió del vestuario bostezando por la inocencia irlandesa, que lo fiaba todo al pelotazo. Sesteaban y Prandelli se desgañitaba en la banda. Había visto esta película ante España y Croacia. Encima se lesionó Chiellini, il capo. Italia jugaba en el filo de la navaja, aunque en esta ocasión más parecía una cuchara porque Irlanda ni pincha ni corta. Pirlo falló la que clavó a los croatas y Cassano se marchó a descansar. Irlanda sacó a Long y Walters, futbolistas con pinta de flankers. El irlandicidio italiano no era descartable. La Trap's Army celebraba cada córner, cada centro. Don Giovanni llevó la melé al área de Buffon. Pero Irlanda es como ese borrachín simpático y voluntarioso que insiste a la chicas en la discoteca inmune al desaliento hasta que cierran. E Italia es un playboy que no desperdicia ocasión. Y la que tuvo Balotelli, fue adentro. Italia, a cuartos. España se cruzará con Alemania. En el mejor de los casos. Y en la final.