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GRUPO D | UCRANIA

"Shevchenko nunca nos falla y seguro que marca"

Visita al pueblo del ídolo al que se agarran los ucranianos. Dvirkivschyna es un pequeño pueblo situado a 110 kilómetros al este de Kiev.

"Shevchenko nunca nos falla y seguro que marca"

Su población no llega a las 500 personas y casi todas se dedican a la agricultura. Es normal ver a gente cuidando del ganado o cultivando la tierra. Pasear entre sus calles es un remanso de paz. Apenas hay jóvenes -casi todos estudiantes en la capital- y los ancianos vagan sin prisa de una casa a otra. En el número 9 de la calle Central nació hace 35 años Andrei Mykolayovych Shevchenko. No fue un niño más. No. Fue el chico que con el tiempo ha terminado por hacer famoso al pueblo, al raión de Yahotyn donde se enclava y a toda Ucrania.

Shevchenko y Dvirkivshchyna

En 1976 nació Shevchenko en la casa de la familia en el número 9 de la calle Central. Vivió allí hasta que a los nueve años tuvieron que ser llevados a la capital como consecuencia del accidente de Chernóbil, a 246 kilómetros del lugar. 500 habitantes tiene en la actualidad el pueblo de Dvirkivshchyna. Casi todos se dedican a la agricultura o a la ganadería. Los jóvenes se suelen marchar a Kiev, a 110 kilómetros, para estudiar. La media de edad es de 59,8 años. En los años 50 llegaron de Alemania los abuelos maternos de Sheva, que se instalaron para explotar una tierra fértil en trigo, azúcar, girasol y patatas. Más de 1.000 granjas tienen en la actualidad licencia agrícola de trabajo. A 10 kilómetros está Yahotyn, la capital del raión (distritos administrativos en los que se divide el país tras la época soviética) que engloba a la zona. La familia Shevchenko acudía allí para cualquier trámite.

Los abuelos maternos de Sheva, de nacionalidad alemana, se instalaron allí en busca de tierra firme que poder labrar. Dos generaciones después nació quien mañana tendrá a todo un país pendiente de sus goles en el intento por que su selección gane a Inglaterra y se clasifique para cuartos de la Eurocopa. Cuentan que el accidente nuclear de Chernóbil obligó a la familia Shevchenko a dejar Dvirkivschyna y marchar a Kiev cuando Andrei tenía nueve años.

La escuela.

Para entonces ya había dado sus primeras patadas a un balón en el campo de fútbol de la escuela. Hoy en día son otros chavales los que siguen sus pasos en los recreos. No muchos, pero todos ellos desenvolviéndose con la pelota y también con el inglés. "Si queréis llegar a ser como Sheva tenéis que practicar con este periodista español", les dice su profesora en la materia.

La que fue la casa de Shevchenko se mantiene rodeada de árboles y vegetación. "Su abuelo murió hace unos años y la familia decidió venderla", explican dos chicos jóvenes que se acercan en bicicleta. "Durante las vacaciones era habitual verle por aquí. Ahora hace ya tiempo que no sabemos nada de él. Hay quien dice que sigue viniendo, pero con mayor discreción".

Y no es para menos. Los traspasos a Milán y Chelsea, el Balón de Oro de 2004 y una brillante trayectoria con 374 goles en 762 partidos le convierten en una leyenda. También en esta Eurocopa. "Nos fiamos de Shevchenko para mañana", resume una chica junto a su vaca. "No nos falla nunca".