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Liga Adelante | Valladolid 1 - Alcorcón 1

Pucela es de Primera

El Valladolid retorna dos años después a la máxima categoría tras superar a un Alcorcón que no se rindió en ningún momento. El gol de Fernando Sales fue neutralizado por el de Javi Guerra.

Rubén Jiménez
Actualizado a
Pucela es de Primera

Pucela es de Primera. Dos años después, el Valladolid vuelve a lo más alto del fútbol nacional. El playoff hizo justicia a la clasificación y los tres mejores equipos de la Liga regular jugarán el año que viene en la División de Oro. El Alcorcón fue un rival digno, que pecó de novicio y que angustió durante buena parte del encuentro a la grada de Zorrilla. El tanto de Javi Guerra en Santo Domingo fue clave para el ascenso vallisoletano, el primero que celebra en su estadio desde 1980. El segundo en cinco años. El que devuelve al Valladolid a su posición natural.

En la primera parte la tensión se comió el fútbol. El Valladolid jugaba con el reloj puesto y el Alcorcón jugaba sin paciencia, con el tembleque en la pierna del embrague que acompaña al que se va a examinar del carnet de conducir. Ni un pase bueno, muchas imprecisiones y un nerviosismo latente eran las señas de identidad de los alfareros. El Valladolid por su parte jugaba con más elaboración, aunque con el mismo resultado. Tan parejo era el encuentro que hasta se repartieron las ocasiones de gol, una para cada equipo. La del Alcorcón, de Montañés, que no estuvo a su nivel en la final. La de los pucelanos la tuvo Óscar, en un mano a mano que despejó Manu.

Así navegaba el partido hasta que en el descuento de la primera mitad, con los equipos pensando en el descanso y los entrenadores diseñando la estrategia de la segunda parte, Agus cruzaba un balón largo a la espalda de los centrales pucelanos, entre los que se coló Fernando Sales, exblanquivioleta, para aprovechar la mala salida de Dani y superar, de cabeza y por alto, al portero local, que se quedó a media salida, en tierra de nadie, con la mirada fija en ese esférico que se colaba sin remedio en el fondo de su guarida.

Al descanso estaba todo como al principio. El Valladolid seguía con el reloj en la muñeca. Al Alcorcón le seguía haciendo falta un gol. Pero los amarillos eran un manojo de nervios y en uno de los pocos desajustes defensivos de los alfareros, en el minuto 52, llegó el gol del Valladolid. Un fuera de juego mal tirado dejó a Óscar delante de Manu. En vez de golpear, cedió el honor a Javi Guerra, goleador insaciable, que alojó el balón en la portería amarilla. Pucela estalló en un mismo grito. Se veía en Primera otra vez. Y pudo estarlo y celebrarlo antes de no fallar lo imperdonable, lo imposible, lo increíble hasta el mismo minuto 94.

Pero para ese minuto quedaba aún sufrimiento. La belleza del fútbol provoca que después de jugar 46 partidos, el último segundo del último partido sea tan importante como el primero de la temporada. Y hasta ese último instante peleó el Alcorcón. Los de Anquela, sabedores de que estaban ante una oportunidad histórica y quién sabe si única en su historia, se fueron al ataque con todo, en busca del gol, del milagro, de la Historia, con mayúsculas. Pero no llegó, se quedaron al borde de entrar en los libros. Es la parte cruel del deporte, la que no recuerda al perdedor, al que perdió las finales con Jordan, al que escudaba a Indurain en el podio de París, al que se enfrenta con Nadal en Roland Garros.

La Historia es de los vencedores, del Ejército Rojo en Berlín, de Neil Armstrong en la Luna. Y esa es la puerta que se le cerró al Alcorcón y se le abrió a los de Djukic, que salda así su deuda con el fútbol, que se remonta al 14 de mayo de 1994 y al fatídico penalti que le negó una Liga al SúperDepor. El Valladolid vuelve, con todo merecimiento, a lo más alto del fútbol español. El Alcorcón, si no se desmiembra, puede volver a tener la oportunidad el año que viene. Pero hoy, la celebración, la Historia, es de Pucela.