Grupo D | Ucrania 0 - Francia 2
Benzema reparte flores
El equipo de Blanc, más ofensivo que ante Inglaterra, somete a una Ucrania que plantó batalla en el primer tiempo. Benzema, enorme, asistió a los autores de los dos goles: Menez y Cabaye.
Es extraño ensalzar la actuación de un delantero cuando no marca y probablemente hacerlo defina un estilo. El estilo de Benzema. El del fútbol más allá de los goles. O, más bien, el de los goles como consecuencia del fútbol. Así resolvió Karim un duelo con trampa, eléctrico, intenso como la lluvia que lo suspendió durante 55 minutos, y que desatascó con sus asistencias a Menez y Cabaye, los ayer goleadores.
Ucrania mantuvo el ritmo entrecortado que tan buen resultado le dio ante Suecia. En el primer tiempo le surtió efecto y volvió a convertir el partido en un correcalles. Los franceses no sabían como frenar cada fuga de ratones en la que se convertían las salidas al contragolpe de los anfitriones. No hubo muchas ocasiones, pese a ello. Quizá la más clara fue un mano a mano de Shevchenko que detuvo bien Lloris, beneficiado por el poco ángulo de disparo del cazador de Dvirkivshchyna. Poco antes había probado el correoso Konoplyanka con un lanzamiento que se marchó alto por poco.
Esos calambrazos ya habían electrocutado a los suecos en el debut, pero al menos Francia supo encontrar la forma de fundir los plomos. No tanto en el primer tiempo, pese a buenas ocasiones de Menez y Mexes, en un córner, pero sí en el arranque del segundo, cuando entendió que necesitaba terminar sus jugadas para que Ucrania no aprovechara el impulso para salir al contragolpe.
Asistente. Fue para ello decisivo el papel de Benzema. Su juego implica asociación, camaradería, solidaridad. Lo aplicó enseguida y fue haciendo mucho daño a los centrales rivales cuando bajó a recibir y a participar del juego. Tiene talento de sobra el madridista como para ver los pases que él tanto demanda y el primero de ellos lo convirtió en oro Menez con un buen recorte y finalización con la izquierda. Ahí no quedó la cosa. Aprovechando que su movimiento alejándose de la portería descarrilaba a Mikhalik y Kacheridi, probó de nuevo estrategia y el resultado fue igual de brillante. Pase profundo y finalización perfecta del llegador Cabaye. Si el fútbol fuera algo lógico nadie entendería que un delantero cree el fútbol y los centrocampistas lo concreten con goles. Afortunadamente no lo es. Y por eso es apasionante.
Ucrania bajó los brazos y ni siquiera se pudo sujetar al embrujo de Shevchenko. Cabaye lanzó al poste en lo que significaba el tercero y los franceses dominaron a placer a una fiera domada. La pelea ya tenía ganador. Y sólo entonces se retiró Benzema, repartidor de flores para una lluviosa tarde.