El Nuevo Zorrilla reclama su momento de gloria

No hay billetes, nadie quiere perderse un partido, el del sábado ante el Alcorcón, que podría escribir una capítulo más en la larga historia blanquivioleta. El Nuevo Estadio Zorrilla vestirá sus mejores galas, no en vano, el feudo vallisoletano podría vivir su primer ascenso sobre el césped del estadio en sus treinta años de historia, si el conjunto de Djukic es capaz de hacer bueno el resultado conseguido en Santo Domingo.

Los dos anteriores ascensos se celebraron lejos del Nuevo Zorrilla, concretamente en Palamos y en Tenerife. A tierras catalanas viajó entonces un tren repleto de aficionados vallisoletanos, a Tenerife pudieron ir muchos menos, aunque la vuelta a la ciudad del equipo fue un espectáculo difícil de igualar. El caso es que el Valladolid está en disposición por primera vez de celebrar un ascenso en su escenario habitual tras 32 años de espera.

Poco sabor. Fue el 18 de mayo de 1980 en el viejo estadio del Paseo de Zorrilla. Un ascenso, que por cierto no dejó un gran sabor de boca a los fieles aficionados blanquivioletas. En aquella fecha el Valladolid ganaba en la penúltima jornada al Racing por 1-0, pero no supo que el ascenso era matemático hasta horas más tarde, tras conocer el resto de resultados, la gente se fue a casa con incertidumbre y acabó celebrándolo en familia. Las gradas del Viejo Zorrilla ya estaban vacías. La jornada siguiente también se jugó en casa. La fiesta estaba preparada, pero el Valladolid cayó derrotado por 0-2 ante el Palencia dirigido por Paco Gento, y el público acabó abroncando al equipo y gritando aquello de "tongo, tongo". La fiesta no fue tal.

Las circunstancias de esta temporada son radicalmente distintas. El equipo se ha ganado el respeto de sus aficionados, y estos van a reconocer lo hecho durante el año con el aliento desde la grada, con un lleno total e histórico.