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Grupo B | Dinamarca 2 - Portugal 3

Cristiano, no; Pepe, sí

El crack del Real Madrid estuvo ciego de cara a puerta; Pepe, Helder Postiga y Valera marcarón los goles de Porgual. Doblete del danés Bendtner.

Actualizado a
Cristiano, no; Pepe, sí

En el minuto 87, cuando Portugal se veía en el abismo, un zapatazo seco de Varela rompió la red de Andersen para la victoria lusa. Cristiano cayó desplomado, mitad llorando mitad rezando, dando gracias al cielo. El delantero del Oporto enmendó la tarde aciaga del crack madridista ante el gol, salvándole el pellejo que ya se vendía en nuestro país vecino.

 Portugal sudó sangre para mantenerse en pie en la Euro. Y sufrió porque falló quien nunca falla: Cristiano Ronaldo. La ansiedad y la precipitación le llevaron a desperdiciar por dos veces los mano a mano con el guardameta danés. En el 49', Cristiano tiró al cuerpo de Andersen; en el 77', lanzó fuera con toda la portería a su favor. El 'especialista' perdió la brújula y metió a sus compañeros en una espiral de dudas que facilitó el empate de Dinamarca, en el peligroso minuto 80. Paulo Bento se encomendó en ataque a Oliveira y Varela, ante la torpeza continuada de Cristiano, y la apuesta fue muy afortunada para el técnico.

A diferencia del debut, Portugal fue esta vez de más a menos. Saltó al campo cargada de tensión, convencida de ahogar a Dinamarca en esa línea media que maneja con estilo y categoría Kvist. Sin tregua, con el esfuerzo generoso y total de jugadores como un gran Coentrao, los portugueses impusieron su autoridad. Y apareció en un córner Pepe, revoltoso también en el primer partido, esta vez para clavar un cabezazo en el primer palo antes de la media hora. Fabuloso remate, cargado de potencia.

Un gol que subió la autoestima de Portugal, refrescada en minutos sueltos con las arrancadas de Cristiano, tan alentadoras como pasadas de revoluciones. En ausencia del crack, le tocó turno a Postiga en lo que parecía un par de banderillas negras para Dinamarca.

Reacción. Sin embargo, la Euro no permite sestear. Y le ocurrió a Portugal. Al borde de irse al descanso, los centrales Pepe y Alves, en complicidad con el portero Rui Patricio, se olvidaron de sus funciones, permitiendo un doble remate dentro del área que culminó Bendtner en la misma raya.

Un golpe bajo que acusó el equipo de Paulo Bento al volver al campo. Casi nada funcionaba bien, menos aún Cristiano con sus desafinados remates y erróneas elecciones de pase. Portugal perdía gas a la vez que Dinamarca envolvía a su rival como una boa para devorarlo por asfixia. Y ocurrió lo inevitable: Bendtner repetía diana de cabeza.

Una nube negra cayó sobre Portugal. Cristiano, desencajado, se veía fuera de la Eurocopa, sin Balón de Oro y fracasado por sus lamentables desatinos. Entonces emergió Varela, atento a un balón suelto, propinando un latizago a gol. Cristiano resopló y con él Portugal entera.