GRUPO B | HOLANDA 1 - ALEMANIA 2
El '9' es Mario Gómez
Su doblete mete a Alemania en la siguiente ronda y deja casi KO a Holanda
Alemania tiene en Mario Gómez al delantero que le falta al resto de selecciones. Él es el nueve. El nueve de Europa. Su alimento es el gol y ayer volvió a darse un homenaje frente a una Holanda reducida a migajas. Y eso que salió enérgica y decidida, con la línea de presión adelantada y Sneijder participando del juego.
Van Persie pudo marcar en un par de ocasiones, mientras Alemania esperaba tumbada en el sofá de casa y en zapatillas a que llegara su turno. Sigue dando la sensación de que los germanos dominan los escenarios de cualquier materia con una tranquilidad innata. En el deporte y en el resto de cosas. El alemán nace siendo competitivo. Es genético.
Por eso el equipo de Löw se fue desperezando poco a poco, como si ya conociera de qué iba el asunto. Para ello fue fundamental la participación de Schweinteiger, el único halo de luz en la mina en la que convirtieron el mediocampo su compañero Khedira y sus rivales De Jong y Van Bommel.
Su primer pase en profundidad lo hizo aún mejor Mario Gómez, el otro líder incuestionable, con un control orientado que supuso medio gol. En el posterior fue el lateral Willems el que descubrió un boquete por el que los mismos protagonistas repitieron golpe. Con delanteros así es muy fácil zanjar los debates. Juega él y punto.
Cambios. Ese doble mazazo, por cierto, sirvió para castigar la repetida y pueril estrategia de Van Marwijk, que nuevamente marginó el fútbol para apostar por el músculo. Alguien debería decirle con urgencia que existen mediocentros que engloban ambas cosas. España los tiene. Alemania los tiene. Y Holanda se mantiene en las cavernas. Más que eso.
La imagen que ofrece alineando a dos boxeadores en la zona donde el fútbol nace es una mancha en la historia de esta querida selección. El germen estuvo, probablemente, en su bochornosa final del Mundial. Ahí comenzó todo.
Entonces triunfó el estilo de España y ayer volvió a suceder lo mismo con Alemania, bien encaminada hacia las mejores virtudes de La Roja. Van Marwijk se vio obligado a meter a Huntelaar y Van Persie para que los oídos dejaran de pitarle. Desde entonces hubo buenos acercamientos de Robben y Sneijder, como era de esperar, y el partido tomó la tendencia natural de inclinarse hacia la portería de Alemania.
Van Persie lo vio enseguida y se sacó de la manga un gol con el que cambiar la película. Fue en vano. Los alemanes volvieron rápido a su mecanizada tarea de amasar los partidos y sellaron un triunfo que era suyo. Suyo y de Mario Gómez.