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HUNGRÍA 0 - IRLANDA 0

A la Eurocopa bostezando

Trapattoni enseñó el once que según sus propias palabras será el titular ante Croacia. La lluvia estuvo a punto de suspender un amistoso deslucido en el que Irlanda pudo ganar y perder.

Irlanda probó su equipo titular pero no hizo un buen partido en su último amistoso, en Budapest ante Hungría.
Irlanda probó su equipo titular pero no hizo un buen partido en su último amistoso, en Budapest ante Hungría.Bela SzandelszkyAP

En Europa hay una nobleza de selecciones que siempre están en las fases finales salvo cataclismos, desgracias puntuales o lagunas generacionales. Hay un furgón de cola de equipos menores, una miríada desde la eclosión de las antiguas Unión Soviética y Yugoslavia, que pasan por las fases previas encajando goles y persiguiendo de forma animosa a los jugadores a los que ven por televisión el resto del año. Y hay una clase obrera que está o no está en función de un par de partidos, algún resultado de cara o un golpe de fortuna en la configuración de los grupos. A esa pertenecen hoy la República de Irlanda y Hungría. Una estará en la Eurocopa, la otra no. Pero cuando se enfrentan cuesta decir cuál es cuál, qué equipo es mejor o quién lo haría mejor como alternativa, aspirante a ‘Cenicienta’ levantada en armas.

Hungría podría estar en la Eurocopa e Irlanda fuera y nadie notaría nada. Quizá los húngaros jueguen mejor, seguramente la ‘Green Army’ tenga el sabor incunable de su fútbol tosco y estrictamente tradicional, aroma a Islas Británicas y una afición indómita que no faltó, en pequeña representación, en la gradas de un muy vacío Ferenc Puskas. La lluvia estuvo a punto de suspender el partido y sin duda lo deslució todo: el ambiente y el juego. Al final se jugó y se empató a cero después de algunos detalles llamativos, algunas ocasiones de gol gruesas y muchos minutos de intrascendencia.

Irlanda, y por eso teníamos la vista puesta en Budapest, está en el Grupo C y será, 14 de junio, el segundo rival de España en un partido que puede ser altamente peliagudo en función de lo que pase en el estreno ante Italia. Giovanni Trapattoni, 73 años de fútbol, anunció que el equipo titular de este partido sería el del debut ante Croacia. Si cumple, y lo hará, será este: O'Shea, Dunne, St.Ledger, Ward; Andrews, Duff, Whelan, McGeady; Robbie Keane, Doyle.

Irlanda es Irlanda y es Trapattoni. Así que juega con balones largos y llegadas por banda con centros a la olla y juega al repliegue y la contra. Un toque británico con un toque de enredo italiano. En la fase de clasificación funcionó, veremos en un grupo en el que parte como señalada para la cuarta plaza. Desde ahí, ya se sabe: nada que perder. Lo mejor de Irlanda es un buen portero como Given y una estructura de juego básica pero a veces eficaz. El doble pivote Whelan-Andrews descarga el juego a las bandas para el ya clásico Duff y el rápido McGeady. Y de ahí al área, donde esperan Doyle y un infaltable, Robbie Keane, de profesión goleador. Desde siempre.

De lo demás se vio poco: la defensa es tosca y sin muchos más fundamentos que los aporta O’Shea, así que sufre ante rivales rápidos y trabaja por acumulación cuando toca achicar agua, todos replegados con los extremos haciendo kilómetros en las ayudas. Cuando Hungría jugó rápido y vertical, a Irlanda se le vieron costuras. Concedió llegadas y ocasiones. Hungría, por cierto, es un equipo con un puñado de buenos futbolistas en proyecto de volver a ser algo, o alguien, en el fútbol continental. Dzsudzsak y Szakaly dirigieron los mejores ataques, muchos malogrados por el tanque Szalai, que pasó por la cantera del Real Madrid y que sigue en camino de ser lo que una vez pareció que podría ser.

Budapest dejó un partido por momentos mortecino y pasado por agua, animado sólo por algunas combinaciones locales o un par de ataques fulgurantes de Irlanda. Si este partido fuera el escáner para medir su nivel, se podría asegurar que poco tienen que temer Italia, Croacia y España. Pero es un equipo noble, esforzado y dirigido por un viejo tahúr de los banquillos, un equipo limitado pero decidido a lanzarse sobre su ocasión si esta se presenta. La competición lo cambia todo y la Eurocopa al fin y al cabo es eso: pura competición.