Liga Adelante | Celta
El único superviviente del último ascenso es Oubiña
El capitán subió con el Celta en la temporada 2004-05
Hace cinco años que el Celta camina por el desierto de Segunda División. El recorrido hacia Primera ha sido muy duro y demasiado largo. Muy pocos pensaban aquella noche del 17 de junio de 2007 que sus lágrimas no se iban a limpiar durante un lustro. De aquel equipo que enfiló cabizbajo el túnel de vestuarios sólo permanecen Borja Oubiña y Jonathan Vila. Roberto Lago, a pesar de que no llegó a debutar aquel año, también vivió en primera persona aquel decepcionante descenso. Quizás sean ellos los que más ganas tengan de cerrar esas viejas heridas.
Sólo el capitán sabe lo que es ascender con el Celta a Primera. Lo hizo en la temporada 2004-05 y lo celebró hasta en dos ocasiones. La primera, en Xerez, fue frustrada por la alineación indebida de Toni Moral. Tuvieron que volver a conquistar el olimpo en la última jornada, esta vez en Lleida. Borja representa mejor que nadie el calvario que ha sufrido el equipo vigués. Él también ha tenido que luchar contra los elementos. Las lesiones truncaron su brillante carrera de internacional y no tuvo mejor refugio que su casa, el Celta. Volvió a Vigo para convertirse en aquel jugador que enamoró a Europa con su calidad y excepcional colocación en el centro del campo. Pasó más tiempo en el quirófano que en el césped durante mucho tiempo. Por fin este año, se ha reconciliado con el fútbol y ha sido uno de los pilares básicos del Celta.
Histórico. Su segundo ascenso está al caer y él lo vive con la mayor ilusión, acordándose sobre todo de sus compañeros: "Yo ya jugué en Primera y sé lo que es, muchos chicos no lo saben. Me alegraré a nivel personal, pero sobre todo por muchos de ellos que tienen esa ambición y tienen ganas de disfrutar de eso. Nos queda un pasito y lo daremos todo. Es un orgullo ver a jugadores de la casa, a los que he visto desde pequeñitos, como llegan a la élite".
Borja compara al equipo con el que subió hace siete años y posteriormente descendió dos temporadas después con el actual: "Aquel era un Celta poderoso, con jugadores importantes y otra identificación con la grada. Había más división social y dentro del club. Ahora es una entidad más humilde, acorde a lo que es la historia de este equipo".
El capitán también recuerda, como no, sus malos tiempos: "Después de todo lo que pasé, estoy contento por volver a disfrutar en el campo".