Miranda de Ebro es de plata

Cuando a los once minutos de la segunda parte, Bryan Angulo marcaba el gol para el Atlético Baleares, el viejo Estadio Balear parecía venirse abajo, el estruendo tras igualar la eliminatoria emborrachó de ilusión y optimismo el ambiente y todo parecía indicar que el marcador acabaría haciendo justicia a los locales por sus méritos a los puntos (como en boxeo) aunque faltaba la pegada definitiva.

Pero esa pegada no acababa de llegar y el Mirandés, lejos de abatirse al ver cómo estaba el recinto blanquiazul, volvió a dar un paso al frente para vengarse de la eliminación hace un año ante el Guadalajara.

Un penalti cometido por Mantovani le daba la oportunidad al equipo rojillo de igualar el partido y casi sentenciar la eliminatoria. A Pablo Infante, con lo vivido ya en la Copa no le iba a temblar el pulso y, desde los once metros, certificó un ascenso histórico para los de Anduva.

Euforia. Finalmente el colmo de la desgracia llegó con un gol en propia puerta de David Sánchez, que situaba el 1-2 definitivo en el marcador y hacía explotar de alegría a los 200 seguidores mirandesistas que habían viajado hasta la isla.