Con la soga al cuello

Sin margen de error y con la soga al cuello. Así es como se queda el Hércules después del nuevo tropezón de ayer, en casa, ante el Xerez. El equipo de Mandiá tendrá que ir a jugarse toda la temporada a Huesca, el próximo fin de semana, después de empatar contra otro rival que no se jugaba nada y tras comprobar como el Almería del Boquerón Esteban ganaba en Guadalajara.

El Hércules ha dilapidado una renta de siete puntos en apenas diez días. Justo al final. En el momento en el que los grandes no fallan o lo hacen sólo en enfrentamientos directos. Y lo peor no es la situación en la que se queda el Hércules en la tabla, sino la sensación de equipo débil, que se ahoga cuando divisa la meta al final de la recta. De esta forma, cuesta trabajo creer que el Hércules pueda tener alguna opción en una eliminatoria de playoff, con todo en juego en 90 minutos. Sin red.

Nervioso. El equipo alicantino lo tenía todo a favor. Rival sin nada en juego, público a favor y dependiendo de sí mismo. Pero a este Hércules le entra taquicardia cuando tiene que resolver. El Xerez salió a contemporizar. Pero tantas facilidades le dio su rival que se lanzó a por el partido. Avisaron Israel y José Mari y sólo con eso, el equipo local se descompuso. Tanto es así que a la siguiente el sevillano se quedó solo ante Juan Carlos y no tuvo más remedio que marcar.

El Hércules estaba hecho un flan pero al rescate salió Míchel. Antes, una falta de Arbilla a la cruceta había levanto al Hércules de la lona. Pero fue el valenciano el que puso las cosas en su sitio momentáneamente e insufló serenidad a sus compañeros. Primero recibió un balón de Gilvan, recortó a su par y la metió por la escuadra. Y a continuación, transformó un penalti por una inocente mano de Robusté.

Todo había vuelto a la normalidad y el Xerez, con un mínimo arreón herculano, parecía haber sacado bandera blanca, con toda la segunda parte por disputar. Pero el Hércules, él solito, convenció al equipo de Vicente Moreno de que merecía la pena pelear por este partido aunque no hubiera nada en juego. Sergio, que había salido por la lesión de Mora, le hizo una falta tan clara como innecesaria a José Mari, al borde del área. Un caramelito para un consumado especialista como Campano. No arriesgó demasiado. La tiró al palo del portero y Juan Carlos se la comió.

La situación se había tornado en incomprensible y lo peor era que el Xerez, una vez que había remado hasta ahí, iba a ir a por los tres puntos. El Hércules sólo tuvo media ocasión de Míchel y el Xerez, todo un torrente para machacar. Capi, omnipresente, tuvo hasta tres claras. Vélez y Maldonado otras dos. Ahí sí. Juan Carlos salvó un punto.