El 'Pipita', con el gen de duro fajador

Los boxeadores tienen la extraña virtud de avanzar esquivando golpes. Y aunque lo tuvo a su lado menos tiempo del que hubiera deseado, Gonzalo Higuaín tiene en sus genes rasgos de su abuelo materno, Santos Zacarías, uno de los mejores formadores de pugilistas que dio la historia de este deporte en Argentina. Entre sus pupilos que hicieron historia están Sergio Víctor Palma (1980) y Juan Martín Látigo Coggi (1988), ambos campeones de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Desde que arribó a Madrid, el Pipita se ha tenido que vestir de luchador para abrirse un lugar ante la adversidad. Supo elegir la esquina adecuada para esperar el turno de subirse al ring. Cuando retrocedió, no fue por temor sino para tomar impulso, para golpear no sólo con el puño de sus goles sino con todo el peso del cuerpo. Hizo caer 26 veces las porterías rivales (entre todas las competiciones) como el ruido que hace una nevera lanzada desde un ático de la Castellana. Y entendió que en el Real Madrid no hay campana final sino la obligación permanente de mantenerse de pie, por más duro que sea el retador o por más interrogantes que se presenten en el futuro. El Bernabéu es su casa. Y de allí no piensa moverse.