La gloria del ascenso ya se toca con las manos

Uno de los peores ciclos de la historia reciente del Celta está a punto de cerrarse. Cinco años en el infierno dan para mucho y en la entidad olívica ha pasado absolutamente de todo durante este último lustro. Sin embargo, nada importa ahora el sufrimiento del pasado. Todo el celtismo mira con los ojos inyectados en ilusión a un futuro esperanzador. La luz ya se ve al final del túnel y Tarragona podría ser la última parada de este tumultuoso camino. Al fondo ya se vislumbra el paraíso. Casi se puede tocar con los dedos de las manos. Las cuentas para sellar el pasaporte a Primera son bien sencillas: vencer en Tarragona a un Nàstic que ya está descendido y que el Valladolid pierda en Santo Domingo ante un Alcorcón que se juega la vida. Los de Anquela han calificado el encuentro ante los pucelanos como el más importante de la historia. Ante tal panorama, la Plaza de América ya debería estar preparada para lo que pueda pasar.

Cambios. Herrera ya ha manifestado que hará alguna rotación en el once para que el cansancio no les pase factura. Dos de esos cambios serán obligados. Yoel y Catalá suplirán a los sancionados Sergio y Hugo Mallo. Oier se desplazará al lateral derecho y habrá pareja de centrales zurdos en el eje de la zaga. También Bellvís cuenta con bastantes opciones de ser titular en el lateral izquierdo para dar descanso a un extenuado Roberto Lago.

El que no piensa descansar hasta ascender es Iago Aspas. Está tocado, pero sus principios le prohiben perderse esta cita. El Celta se lo agradecerá. El delantero moañés está en racha. Le sale todo y tiene hambre. Está señalado para tirar del carro en el día clave.