Barcelona | Objetivo indiscreto

Los equipos de ensueño y los finales de pesadilla

De Cruyff-Rexach a Pep-Tito

<b>TÁNDEM. </b>Cruyff y Rexach, ideólogos del Dream Team.
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El vigésimo aniversario de la proclamación del Dream Team nos confirma que la existencia es circular y las historias se repiten. Lo que entonces pareció un éxito inigualable ha sido mejorado, y con creces, apenas dos décadas después. Lo asombroso es que no sólo los ciclos se repiten, también los finales. La ruptura entre Guardiola y el Barça, con Vilanova de por medio, recuerda poderosamente el triángulo que formaron en 1996 Cruyff, Núñez y Rexach.

Dos jornadas antes de la finalización de la Liga (ganada por el Atlético), Cruyff fue destituido. El equipo sumaba dos años de sequía y la relación entrenador-presidente era insostenible. Una muestra. "Comprar buenos jugadores con 2.000 millones lo sabe hacer hasta la portera de mi casa". Lo dijo Núñez y Cruyff no tardó en responderle: "El dinero en el campo y no en el banco". Tres semanas después de ser confirmado por la directiva, Cruyff era despedido. Su sorpresa fue que Rexach aceptó dirigir al equipo en los partidos que quedaban y seguir vinculado al club. Johan lo consideró una traición.

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Unidos. Se rompía así una pareja más popular que la formada por Guardiola y Vilanova. Habían compartido ocho años en el banquillo y, como Pep y Tito, parecían unidos en la alegría y en la enfermedad. En 1991 un infarto apartó a Cruyff del fútbol y Rexach ocupó su lugar. A su vuelta a los banquillos, El Flaco, convertido ya en exfumador, se aficionó a los chupa-chups que tanto gustaban a su ayudante. Se mimetizaron en triunfos y gabardinas.

En 2010 aún continuaba el pique. "Cuando el Barça va bien, Cruyff dice que él sólo se dedica a jugar al golf; cuando va mal, opina. Eso es oportunista". Tiene razón el tango. Veinte años no es nada.

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