Segunda B | Cádiz 0 - Castilla 3
Joselu toma Cádiz y el Castilla ya se cree de plata
Un despliegue de calidad e imaginación del delantero, que hizo dos golazos y regaló otro a Morata, deja al filial blanco con un pie y medio en Segunda División.
El Castilla roza la categoría de plata. Un derroche de genialidad de Joselu le da al filial blanco la tranquilidad necesaria para afrontar la vuelta como favorito al ascenso. Al ansiado ascenso. El Cádiz empezó bien pero se enajenó en demasía con el primer tanto blanco y acabó desdibujado y superado por un Castilla que tomó como propio el Carranza, el eterno Carranza, hogar del fenómeno conocido como la reforma perpetua. En esta ocasión, todo un lateral que impidió dar aspecto de lleno total, aunque las restantes gradas estaban repletas de una afición entregada a su Cádiz.
Los primeros minutos fueron para los gaditanos, que salieron espoleados por su público y gozaron de una buena ocasión en las botas de Ferreiro que Jesús desvió a córner con una buena estirada. Pero el depósito de ganas que llenó el calor de afición no le duró mucho a los amarillos y el Castilla empezó a combinar. En una de esas, Mandi le metió un balón a la frontal a Joselu, que se movió como una corchea, en medio tiempo controló, se giró y se plantó delante del portero mientras que su marcador fue una lenta redonda, que tardó un compás entero en darse la vuelta. El blanco definió a la perfección ante Aulestia y dio ventaja a los de Toril al cuarto de hora de partido.
El Cádiz desesperó, en exceso y sin motivo, pues sólo un gol le separaba del rival. Pero entró en el estado de enajenación del que se ve vilipendiado delante de la amada y respondió de forma irracional. Olvidó el fútbol que hasta el gol del filial no estaba siendo para nada malo y se violentó. Entradas demasiado duras y a destiempo para lo que el marcador invitaba. En estas entró en escena el que faltaba. Jiménez Moreno, el colegiado de la contienda, obvió un penalti en el área amarilla. Morata hizo un nudo a Baquero, se internó en el área y el capitán del Cádiz le agarró de la camiseta. El árbitro no señaló nada. En el siguiente ataque de los locales cometió el error natural de los árbitros. Pensar que un error compensa otro cuando no hace más que sumarse. Ikechi remató de cabeza tras un buen centro de Akinsola e Iván, central del filial blanco, detuvo con el brazo el disparo y no señaló penalti.
A todo partido disputado en Cádiz se le presupone gracia y magia. Y la puso el equipo blanco a eso de la media hora. Carvajal, el '2' del Castilla, el lateral que por sucesión natural debería ocupar el carril derecho del Real Madrid, arrancó por banda, llegó a línea de fondo y la puso atrás. Allí esperaba Joselu, espalda recta, mirada al frente. Se la jugó de la suerte que pide clase y fe. Lo primero, para no caer en el ridículo intentado un remate al alcance de pocos. La fe, requisito indispensable al remate de tacón, que obliga al delantero a creer, sin poder verlo, que su genialidad tendrá éxito. Puerta grande o enfermería. Y a Joselu le sacaron a hombros. Golazo del madridista que apagó al Cádiz y enfadó a los dioses gaditanos, que descargaron su ira en forma de diluvio sobre el Carranza antes del descanso.
Tras el parón, los de la Tacita de Plata tomaron el control, obligados por el orgullo y por el marcador y las tuvieron de todos los colores. Precioso fue el enfrentamiento entre Ikechi y Carvajal, un enorme extremo que excede la categoría contra uno de los laterales llamados a ser el futuro del país. Palabras mayores. El caso es que el Cádiz perdonó y el Castilla le ajustició. Juanfran imaginó la jugada, Joselu hizo un boceto magistral y Morata materializó el tercero del Castilla. A destacar el taconazo del bigoleador, que repitió la genialidad del segundo gol para dejar solito a su compañero, que no tuvo piedad y culminó la goleada. La conquista del Carranza deja al filial, a falta del encuentro de vuelta, con un pie y medio en Segunda División.