Triunfo... y de vacaciones

Estos partidos, estas giras, son cosas del fútbol moderno. La mercadotecnia, la globalización, las bonanzas recaudadoras que ayudan a pagar otros dispendios. En un club grande como el Real Madrid todos lo saben, lo asumen y participan de ello con la mejor cara posible. Un viaje con destino exótico y una forma tan buena como cualquier otra de comenzar las vacaciones. Con algo del jolgorio de fin de curso para un equipo que vive en su nube desde la consecución de la Liga. Una nube de 100 puntos.

Este es el equipo de los 100 puntos en Liga y este fue su último servicio a la causa antes de un verano en el que muchos descansarán y algunos buscarán más gloria en la Eurocopa. Lujo y un espectáculo con tendencia al exceso con presentación, rueda de prensa y simulacro de entreno. Todo para enseñar al otro lado del mundo un reflejo de la gloria que traspira una institución como el Real Madrid, una pizca del realengo del fútbol que gobernó y gobierna la vieja Europa. En países de mucho dinero y hobbies descubiertos hace no tanto se construyen sueños y se satisfacen caprichos a golpe de talonario. Raro es el club grande de Europa que no saca tajada y al Real Madrid le tocó en Kuwait, hace siglos tierra de griegos y persas y ahora de petróleo... y petrodólares.

El Real Madrid cumplió con la exigencia del guión en el primer tiempo y sesteó en el segundo en pleno y obligado carrusel de cambios. Camisetas empapadas por el calor sofocante y esfuerzos muy controlados ante una selección de Kuwait que no pasó de animosa, inocente en defensa y de una bisoñez enternecedora las pocas veces que avistó a Adán primero y Casillas después. No hubo reivindicaciones estruendosas, no era el día para tal cosa ni siquiera para los Sahin o Kaká, y sorprendió ver en el primer tiempo dos bandas muy activas ocupadas por Altintop y un Coentrao que dejó para la foto un penalti casi grosero que se fue al limbo en uno de los pocos ataques del equipo asiático en el primer tiempo.

Por lo demás, lo mejor estuvo concentrado en los destellos de la delantera titular en la primera media hora, en la que llegaron un par de goles y pudieron caer otro puñado más. Incluso en Kuwait y en un partido de calma festiva, el fútbol acelera cuando aparecen Cristiano o Di María y deslumbra cuando les apetece a Özil y Benzema. Los dos primeros marcaron, el argentino desde fuera del área y el portugués, que llevó el brazalete de capitán, con un remate de cabeza en el área pequeña. Antes había enviado un 'tomahawk' al larguero para jolgorio de la grada. La defensa del equipo local molestó lo menos posible, por si acaso.

El público aplaudió, suspiró y pasó un rato moderadamente divertido. Y de eso se trataba. El Real Madrid se va de vacaciones con el deber (el liguero) cumplido, y con el viaje exótico completado. Misión cumplida... y vacaciones.