Liga Adelante | Valladolid 1 - Hércules 1
De héroe a villano
El Hércules logró un punto en el 94' y se acerca al playoff.
El fútbol tiene estas cosas. El hombre que le dio un punto, entonces de oro, en Riazor al Valladolid en el descuento, ayer le quitó dos. Manucho remató, sin querer, un córner lanzado a la desesperada por el Hércules con tan mala suerte que su despeje se coló en la portería de Jaime cuando el reloj rozaba el minuto 95. El angoleño ha vivido una semana de elogios, pero ayer en un accidente se convirtió en villano y llevó la desolación a la grada de Zorrilla. En los pies del delantero está volver a convertirse, de nuevo, en el héroe pucelano. El empate puede considerarse como demasiado premio para el conjunto alicantino que, hasta ese momento, sólo había disparado con peligro en una ocasión por mediación de Sanchón, en una oportunidad desbaratada por el portero pucelano, pero el punto le vale a los visitantes para agarrar con fuerza un puesto para el playoff.
Control local. El Valladolid, que ahora es tercero empatado con el Celta (segundo clasificado), fue el único equipo que quiso ganar desde el principio y creó ocasiones, aunque no fueron claras. Así Óscar, Nauzet y Víctor Pérez buscaron la portería de Falcón antes de que Guerra (16 goles, sólo cuatro de ellos en Zorrilla) adelantara a los locales en una jugada de estrategia: Nauzet lanzó una falta, Valiente la tocó en el segundo palo y el delantero remachó en boca de gol. El Valladolid quiso sentenciar, entonces, pero no acertó. Los visitantes pudieron empatar por mediación de Míchel que no logró rematar. En uno de los duelos más bonitos del partido Abel Aguilar se las tenía tiesas con los medioscentros del Valladolid. El colombiano es clave en su equipo. Su presencia hace mejores a sus compañeros, lo mismo que le ocurre a Rubio en los locales. Cubren espacios, se ofrecen en cualquier circunstancia y realizan un derroche brutal.
El conjunto de Djukic salió decidido en la segunda parte y durante 10 minutos maniató al Hércules que aguantó el chaparrón y espero su oportunidad. Entonces los de Mandiá comenzaron a dominar el partido, sin crear ocasiones, pero apretando al rival. Siendo mejores. Nunca sabremos cuánta parte de culpa tuvieron los visitantes con su empuje y cuánta la presión a la que se ven sometidos los de Djukic. Y es que al Valladolid le empezó a entrar el tembleque, el miedo a saber que el Celta ganó el sábado y se mostró poco reconocible en los últimos 20 minutos, intentando jugar a algo que no saben y gestionando el cansancio. Todo ello iba bien, pese a las entradas de Aganzo y Tote en los visitantes, hasta que en la última jugada del partido el Hércules empató.