Barajas se paralizó con la llegada de los campeones

El Atlético viajó ayer por la mañana de regreso a casa y nada más llegar ya recibió el cariño de la afición colchonera. El viaje comenzó de forma tranquila. Casi toda la expedición regresaba dormida en el comienzo por el madrugón y después de haber trasnochado. Pero a medida que el vuelo se acercaba a Madrid los jugadores se fueron animando. Una vez más los cánticos fueron los protagonistas y las risas y bromas salpicaron todo el avión. "Diego, quédate", suplicaban todos sus compañeros acuñando la canción que ya el Calderón entona partido sí, partido también. Los controladores aéreos, entre los que había muchos colchoneros, cantaban el himno del Atlético por radio a medida que se acercaban y Falcao hizo las veces de piloto con la Copa a su lado. Igual que hiciera en la noche de la final, el Tigre tomó los mandos.

El presidente se mostró orgullosísimo con la Europa League, al igual que Lázaro Albarracín, quien se sentó a su lado. Algunos futbolistas no pudieron evitar llevarse algún souvenir de la final para que el recuerdo sea imperecedero. Por ello, Asenjo llevaba un balón del partido bajo del brazo, al igual que Koke, que portaba otros firmado por su compañeros. Al aterrizar y a pie de pista una gran cantidad de operarios del aeropuerto de Barajas quisieron dar la bienvenida a los héroes de Bucarest. De nuevo el jolgorio y la alegría se apoderaron de la situación. Todos los trabajadores estiraban el brazo, ninguno quería quedarse sin tocar el preciado tesoro conseguido en Bucarest.