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Atlético de Madrid - Athletic | La contracrónica el Athletic

Será en el Calderón

Tendrá que ser ante el Barcelona en Copa, precisamente en el Calderón, la casa de quien le dejó ayer sin gloria. La gabarra debe esperar a un milagro. Noche negra la de Rumanía, en la que Muniain no fue suficiente. Mató Falcao.

Muniaín.

Lágrimas y orgullo. No fue la noche del Athletic, que no tuvo acierto ni suerte en la final más esperada en su historia. Los fallos le mataron, tanto en defensa como en control y pase, y cuando trató de meterse en el partido no hubo fortuna en las ocasiones de Ibai y Susaeta. Falcao fue mucho tigre para los leones, que sudaron la gota gorda a contracorriente. La gabarra tendrá que esperar al milagro de la final de Copa ante el Barcelona, precisamente en el Vicente Calderón. Ahora es cuando hay que ser más que nunca del Athletic.

Tembleque caro. Desde el principio del partido se notó que a los bilbaínos les pesó la noche. No había más que ver la diferencia en la precisión de los pases. El faro de Iturraspe no apareció y Amorebieta sufrió un tembleque mortal. Dio un metro a Falcao y se fue al suelo, resbalándose en el recorte. Lo del 2-0, un balón perdido en una posición que no era la suya, fue todavía peor.

Los besos de Iraizoz. Iraizoz había perdido una final europea con el Espanyol en Glasgow y esperaba no caer en una segunda. Y tiró de todo tipo de supersticiones para prevenir el golpe. Se pasó medio calentamiento dando besos al balón. No funcionó. Falcao no le dio tregua y le metió los dos goles antes de que cantase un gallo, en los dos únicos disparos entre los tres palos en la primera mitad.

El líder Muniain. Ya se sabe que Javi Martínez es uno de los animadores del cotarro en la caseta. Hacía falta un líder y el de Aiegi levantó los brazos pidiendo apoyo al público al salir del descanso. Pero el único que podía con el asunto del balón era Muniain. ¡Menos mal que estaba con molestias! El pequeño dio una exhibición ante los ojos de Del Bosque, no descarten que vaya a la Eurocopa. Por la mala noche, Bielsa no se cortó un pelo e hizo dos cambios de raíz en el descanso. El Athletic mejoró con Íñigo Pérez e Ibai, pero no lo suficiente como para dar la vuelta. Llorente, fue su pena, no estuvo.

Campeones en fútbol. Los bilbaínos se llevan las medallas que no quieren nadie, las de subcampeones. Pero han sido los animadores en fútbol en la competición. Nadie había jugado como ellos y bajo su filosofía han sido la admiración de Europa. El mejor Athletic que uno recuerda dijo un amargo adiós a una Europa League de ensueño, en la que enamoró al continente desde su espectacular actuación en Old Trafford, donde los Bielsa Babes tocaron y tocaron para dejar en paños menores a Rooney y compañía. Se tragaron después al dragón Raúl, su primer ex colchonero en el camino, y pusieron la alfombra roja hacia la final con una demostración de madurez frente al Sporting de Portugal. Inesperadamente, falló en la noche mágica. Pecado de juventud y temores ante el ejército de Simeone.

Lleno de gloria. Tiene Bielsa una faena para levantar anímicamente al equipo para la final copera. Menos mal que quedan 16 días para ello. Habrá entrenamientos dobles y El Loco deberá tirar de psicología. Y Bonini, de mucho cariño. La grada ya les lanzó el "Athletic, beti zurekin" (Athletic, siempre contigo). Hay que ir a Madrid con la moral de los viejos tiempos, en los que se levantaban trofeos a pares y bajo el cántico más hermoso: "¡Alirón, alirón, el Athletic es campeón! Tiene Bilbao, un gran tesoro, que adora y mima, con gran pasión, su club de fútbol, de bella historia, lleno de gloria es mil veces campeón". Justo reconocer que el hijo adoptivo, el Atlético fue mejor en una noche de llanto, pero de orgullo y pertenencia a una institución modélica y con una filosofía admirable, única.