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Atlético de Madrid - Athletic | La contracrónica desde el lado colchonero

¡Qué manera de gozar!

El Atlético ganó al Athletic y vuelve a ser campeón de la Europa League. El National Arena de Bucarest fue un delirio de aficionados colchoneros que nunca olvidarán este día. Otra vez campeones.

Falcao y compañía.

El éxtasis. Necesitaría un libro para expresar todo lo que siento. Cierro los ojos y escucho el jolgorio de la afición del Atlético, oigo el himno... Los abro y la imagen es de las que guardaré en la retina durante toda mi vida: los futbolistas ofreciendo el título a una afición entregada. Los Adrián, Godín, Falcao, Courtois, Diego, Arda y compañía también son inmortales, tal y como pasó hace dos años con los Agüero, Reyes, Simao, Forlán y demás héroes del doblete europeo. Los recordaremos siempre, pasen los años que pasen. De nuevo estamos en lo más alto del fútbol continental. Cierro los ojos. Me acuerdo del partido ante el Stromsgodset noruego, el 28 julio (cumpleaños de mi hija Marina, que con ocho años ya se emociona casi más que yo), cuando comenzó esta aventura europea. Diez meses más tarde, y después de 19 partidos, el Atlético es rey de la Europa League. Los vuelvo a abrir y veo el trofeo pasar de mano en mano y a nuestra increíble y entusiasta afición no parar de corear a los suyos. Los 10.000 aficionados del Atlético que han acudido a Bucarest son los más felices del mundo, lo mismo que sucedió hace dos años en

Hamburgo. Muchos presumirán de haber estado en Rumanía y lo contarán a los suyos. Lo harán con los ojos llorosos, como los míos ahora. Otros hablarán de la gesta de haber vivido en directo dos finales europeas, y conquistarlas. Y se sentirán los reyes no sólo de Europa, también del mundo.

Bucarest. El Atlético vuelve a ser campeón y Bucarest ya está en el santoral rojiblanco y Neptuno se llenó de hinchas orgullosos de pertenecer a nuestra entidad. Madrid presume, con toda lógica, del Atlético. Si muchas veces he intentado plasmar las historias de los rojiblancos repartidos por el mundo, también es justo acordarse de los hinchas madrileños, obligados a convivir en la capital en inferioridad de condiciones. Madrid también es rojiblanca, que eso no lo olvide nadie. Y esta tarde habrá una demostración de ello, cuando la ciudad se vista de nuestros colores y la afición pueble las calles de la capital.

Histórico. Muchos hicieron un gran esfuerzo por ayudar a su equipo. Me imagino que a alguno le supondrá quedarse sin vacaciones, pero ha merecido la pena. Me acuerdo de Jesús, mi amigo de Maqueda, y todos esos integrantes de la peña de Toledo. O de Pedro, de Torrijos. O de Chin, que pese a tantos esfuerzos no ha podido venir. O del Soti, que ha interrumpido sus vacaciones para estar en la final. O de Alberto, el malagueño. Me imagino cómo habrán vivido las peñas del Atlético repartidas por el mundo este partido. Recuerdo al aficionado de Glasgow, Scott Meechan, que con tanto cariño recibió al equipo con motivo del partido contra el Celtic. O a los miembros de la peña Centuria Germana, integrado por alemanes, macedonios, gente de diversas nacionalidades que han hecho del Atlético su manera de vivir. Cierro los ojos y esbozo una sonrisa porque no hay nada más grande que esto. Y la dimensión de club también inmortal se adquiere cuando uno viaja por esos campos europeos.

El Cholo. Llegó en un momento difícil y nos ha dado un título. Le veo ser zarandeado por sus jugadores y no cabe en sí. El Cholo ya es un mito para la afición. Veo, también, disfrutar a Cerezo y Gil Marín. Igual que esos 10.000 hinchas que desean que esto no acabe nunca. Tocamos el cielo otra vez. Bendito Atleti. Hoy, niños y mayores, presumiremos de haber vivido este histórico momento.