EUROPA LIGA | ATLÉTICO-ATHLETIC
Así jugó el Athletic Club
Así jugó el Athletic Club en la final de la Liga Europa ante el Atlético de Madrid en Bucarest:
Iraizoz: No pudo hacer mucho en ninguno de los goles. Aunque no hizo nada especial, los males bilbaínos estaban por de él.
Iraola: Lo intentó, pero no estuvo fino. Su banda no fue, como suele, el gran arma ofensiva de su equipo.
Javi Martínez: Sin ser especialmente culpable de nada, no estuvo tampoco a la altura que acostumbra. En pocos partidos habrá estado menos fiable en campo abierto y en uno contra uno.
Amorebieta: Noche negra la del de Cantaura, que se vio involucrado en los tres goles. En el primero, le ganó la acción Falcao, en el segundo perdió un balón que no debía y en el tercero no pudo frenar a Diego en su colada al área.
Aurtenetxe: Tímido por su banda hacia adelante y muy superado por los rivales en las acciones de dentro o al borde del área. Relevado tras el descanso.
Iturraspe: Fue el pagano de una primera mitad deficiente de su equipo. No contuvo las contras del Atlético pero los errores fueron de muchos y los suyos no los más graves.
De Marcos: Desasistido en varios desmarques, con el balón no estuvo fino en las escasas ocasiones en las que dispuso de las jugadas que le gustan.
Herrera: Perdió demasiados balones y no acabó expulsado porque el árbitro vio que tenía una amarilla cuando parecía que podía enseñarle una segunda.
Susaeta: No le cogió la onda al juego y al partido en los 90 minutos. Y en las ocasiones en las que pudo hacer daño al rival no estuvo acertado.
Muniain: De los que más lo intentó, aunque también con escaso acierto. En su descargo, un par de entradas rivales por detrás sin castigar debidamente.
Llorente: Casi desaparecido. No le llegaron buenos balones por arriba y cuando si le cayó alguno bueno en los pies no estuvo rápido -no lo es- y los rivales le cercaron.
Íñigo Pérez: No arregló el desaguisado en la segunda parte, aunque su equipo estuvo mejor con él tras el descanso.
Ibai Gómez: Aunque solo jugó la segunda mitad fue, sin duda, el mejor jugador de su equipo. El que le dio vida y esperanza con las acciones más brillantes del ataque vasco.
Toquero: Puso lo que tiene, pundonor por arrobas. Pero tampoco solucionó nada. Con su entrada por Herrera, un cambio casi obligado ante el riesgo de expulsión del ex zaragozista, el Athletic quedó descabezado.