BARCELONA 4 - MÁLAGA 1
Con penaltis y profesionalidad
El Barça tumba al Málaga con un hat-trick de Messi (dos desde los once metros), retrasa unas horas el alirón del Madrid y aprieta más la zona Champions. Una de las penas máximas, dudosa.
El Barça hizo otro ejercicio de profesionalidad y retrasó el alirón del Madrid al menos por dos horas. Fue lo que no suele. Y lo que echa de menos ante rivales que presumen de coraza. Fue oportunista. No ligó el fútbol que tanto le gusta pero mandó por pura eficacia. Su rival tuvo tanta o más continuidad y se desplegó en ataque con la misma mordiente e idéntico veneno mientras mantuvo el nervio. Era de esperar con Pellegrini a los mandos. La diferencia la marcó la puntería. Duda estrelló una falta en el palo y luego no anduvo fino en otro rechace aventajado con todo apretado, mientras que Puyol y Messi mataron sin avisar. Con un remate felino, con dos penaltis que esfuman los fantasmas del argentino y con otra galopada maradoniana.
Si Messi volvió a brillar con luz propia, Puyol fue el que marcó el camino. Y no sólo con el 1-0, logrado por su empuje tras una perfecta asociación entre Iniesta y Leo. El capitán tiró del carro blaugrana y fue un perfecto ejemplo para el resto. Primera lección: cómo no se debe entregar la cuchara antes de tiempo. Segunda y más plausible: cómo se defiende un escudo en los malos momentos con la misma elegancia y orgullo que en los días soleados. Él abrió el partido con un pase que maquilló, por un segundo, la ausencia de Xavi. Luego adelantó al Barça. Puyol también fue protagonista en el tanto del Málaga, aunque no habría que culpar a Carles por no frenar a Rondón en las alturas. Éste remató tan bien como había centrado antes Gámez. Aun así, Puyol se repuso de haber estado en la escena del crimen y siguió a los suyo: robando, cortando y empujando. Siendo el pulmón, la fe personalizada.
Mascherano y Adriano también pusieron de su parte para que el Málaga no probara más veces a Pinto; inseguro al inicio, clave al final. Únicamente flojeó Alves, cuya quinta marcha no entra con la facilidad de antes. Messi tampoco empezó acertado, aunque sus arrancadas no necesitan de precedentes favorables. Después lo demostró. Si encuentra el camino, no hay quien le pare. De momento, ya supera a Cristiano Ronaldo en tres goles a estas horas (22:00) y puede que arrastre al Barça a picos a los que jamás vuelva. Ya lleva 108 goles, tres más que su mejor registro en Liga.
Segunda parte decisiva
El Málaga llegó con vida al descanso y tras el desfalleció. Sus ilusiones de Champions siguen intactas, aunque la fórmula para asegurarlas se evaporaron por culpa de Messi. En la reanudación, el pequeño gran hombre decidió solventar la papeleta. Primero con una pena máxima en la misma área donde tropezó contra el Chelsea. El derribo de Duda dejó más de una duda, pero el lanzamiento fue preciso como pocos. Como el del primer tiempo, cometido en la frontera. El rival se sintió perjudicado y vio imposible remontar tanta adversidad. El Barça no le estaba bañando, como suele, y sin embargo le estaba rociando de goles. Este debate interno de relamerse las heridas rebajó su tensión. Una caída de brazos que Iniesta aprovechó para colar un regalo entre los centrales. Su envió conectó con la carrera de Messi, que salvó y saltó a Kameni para marcar a la vez que ralentizaba su carrera para no salir despeinado en la foto.
Después llegaron las sustituciones con premio, los momentos para la ovación, los lujos del Barça y otra ración de desesperación en el Málaga por llegar y no triunfar. El equipo andaluz mostró sus buenas armas ofensivas pero le faltó suerte y algo de músculo. Una forma de jugar que defienden caballeros como su entrenador y que reabren el debate sobre qué debe hacer un equipo para salir vivo del Camp Nou. El Inter y el Chelsea pueden dar una conferencia sobre ello. Sea como fuere, Pellegrini no pudo hacer un último servicio al Madrid, mientras el Barça sigue empeñado en no emborronar la Era Guardiola con un desmayo en el adiós.