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SPORTING 2 - VILLARREAL 3 | LIGA BBVA

Al Sporting sólo le queda un Rayo de esperanza

El equipo de Clemente, que fue expulsado, cae frente al Villarreal y sólo se salvará si los de Vallecas no puntúan más en toda la Liga.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
Actualizado a
Al Sporting sólo le queda un Rayo de esperanza

El tiempo pone todo en su sitio y es por eso que los vagones traseros de la Liga se empiezan a pintar de sus colores definitivos. El trascendental encuentro de El Molinón terminó con casi todas las esperanzas del equipo asturiano para permanecer en la Liga BBVA el año que viene. Sí parece que estará, si el Zaragoza lo permite, el Villarreal, que con este triunfo abre una trinchera de siete puntos con el equipo aragonés, el único que le puede dar caza con 34 puntos a falta de su partido mañana contra el Levante. El 'Submarino' emerge de las profundidades por la contención en la medular y la fantasía del Borja Valero, que hoy sí estuvo a la altura de las circunstancias. Lotina apeló al trivote (se quedó en el banquillo De Guzmán) y con Marchena en el campo el equipo castellonense fue un cerrojo a prueba de explosivos. La buena planta del Villarreal torpedeó cualquier intento asturiano desde el inicio. Venció el Villarreal por su eficacia a los contragolpes y por el nerviosismo propio de lo que se cocía en Gijón. Ejemplo claro fue Gregory. El francés echó por tierra gran parte del trabajo con un penalti al filo del descanso que ejecutó impasible Senna. Hasta ese momento el conjunto dirigido por Clemente había contrarrestado el gol de Mario con un latigazo lejano de Lora. En la segunda parte, con el Sporting lazado, el Villarreal aprovechó los espacios y Hernán Pérez dejó moribundo a un equipo que sólo pudo poner la emoción gracias a un despiste de Zapata aprovechado por Gálvez. Ahora el equipo gijonés sólo puede rezar a los tropiezos del Rayo Vallecano. Eso, y a sacar los seis puntos en las dos jornadas que restan.

Por Gijón sobrevolaba la alargada y tenebrosa sombra del descenso. Llamando a la puerta del Sporting y amedrentando desde hace tiempo al Villarreal. Dos equipos inmersos en la quema con aires bien diferentes en las últimas semanas. Los gijoneses, de la mano de Javier Clemente, afrontaban otro match-ball con el oxígeno de la bombona que se colgaron en Barcelona este mismo fin de semana. Sin embargo el Villarreal no encontraba la forma de sacar las rodillas de las tierras pantanosas. En resumen: El Molinón iba a ser un terreno de sonrisas y lágrimas.

Pocos se equivocaron al vaticinar un encuentro de cuerpo a cuerpo en el que la pelota iba a ser menos importante quizá que la posición. Un juego de pizarras del que intentó aprovecharse el equipo asturiano durante los primeros minutos. Aunque era algo con lo que parecía contar Lotina desde el principio al apostar con el trivote formado en la medular por Marchena, Bruno y Senna. Descodificando sus señales se podía atisbar a un Villarreal achicador y descarado a la contra con la velocidad de Hernán Pérez y la fantasía de Borja Valero. El español no tardó en abrir el tarro de las esencias en El Mlinón con un pase medido desde el centro del campo hacia Bruno, pero Juan Pablo se le hizo enorme en la salida. Pocos minutos después, Bruno volvió a sentir en sus carnes la buena colocación del meta sportinguista pero quedará en el olvido porque esa jugada terminó con final feliz para el Villarreal. El propio castellonense recogió el rechace de su disparo, la mandó al centro del área y por ahí sorprendió Mario, dejando claro que no se siente un forastero en área rival.

El tanto no espoleó inmediatamente al equipo asturiano. Ya sea por la presión de la situación o porque su rival pusiera más esmero a la hora de tratar el cuero. Lo cierto es que el Sporting de Gijón necesitó un cuarto de hora para masticar la tragedia. Sustentado más en el corazón que en la cabeza, el equipo de Clemente tomó posiciones en campo rival pero no lograba conectar con Sangoy. Lora desplazaba bien y Trejo se desfondaba por el balcón del área por si pescaba algo. Como no encontraban la cocina, Lora se tomó la justicia por su mano y arregló la papeleta con un golazo desde su casa con lanzamiento lejano y raso.

Gregory se pasa de vueltas

La fiesta duró apenas tres minutos. Lo que tardó Gregory en pasarse de vueltas y zancadillear a Marco Ruben dentro del área. Senna, perro viejo ante estos retos, no titubeó y volvió a dejar medio muerto al Sporting.

Por motivos del guión, el Sporting de Gijón se vio obligado a dominar y llevar la iniciativa. Eso incluía sumar el mayor número de jugadores al ataque y en momento se descuidaba la zona de retaguardia. Y Borja Valero salivaba como un caballo percherón ante esos desbarajustes. Con la elegancia propia de esa raza equina, Valero trotó a las primeras de cambio y con un movimiento de cadera se zafó de su marcaje para poner el balón atrás por donde apareció Hernán Pérez, con el poste como aguafiestas. El mexicano no se derrumbó y al minuto cazó un balón desde la frontal para sorprender a Juan Pablo, con la ayuda de ese 'fastidioso' palo de antes.

La primera reacción de Clemente fue meter a Mendy en el lugar de Miguel de las Cuevas. Después le tocó el turno al siempre salvador Bilic, pero el partido nunca llegó a ser un monólogo del Sporting. El candado del Villarreal parecía aguantar las acometidas hasta que Zapata decidió coger unas tenazas y romperlo sin miramientos. Un balón colgado al área lo remató incomprensiblemente hacia atrás y Gálvez se relamió ante el regalo para poner la emoción hasta el final.

El Molinón creyó en la remontada, a pesar del tiempo perdido por la expulsión de Javier Clemente cuando peor le venía al equipo, y Sangoy estuvo a un paso de poner la locura con disparo cruzado que salió rozando el poste. El Sporting lo intentó hasta el minuto 97 pero no encontró la luz del túnel. Ahora sólo tienen una tenue luz, la que daría tres derrotas del Rayo dos victorias sportinguistas.