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Liga BBVA | El carrusel

Raúl deja su mito allá por donde pasa

El Madrid ganó al Sevilla en su compromiso vespertino con dos goles de Benzema y uno de Cristiano. Aún así no pudo cantar el alirón porque el Barça goleó sin piedad al Rayo en Vallecas en el choque que cerró la jornada. El personaje, sin embargo, es Raúl, que se despidió del Schalke en loor de multitudes. Un mito.

Actualizado a
Raúl.
reuters

La mirada de Mateu y la fría y poderosa justicia

El árbitro de moda, el que deja jugar, aquel cuyo criterio es diferente al de los demás, convirtió el Madrid-Sevilla del Bernabéu en un carrusel de fallos e imperfecciones. Muchas veces Mateu Lahoz superpone la loable interpretación que le da al juego a la fría y poderosa fuerza de la justicia. Hay penaltis que lo son independientemente de la forma en que se juzguen. También fueras de juego que no dependen de la mirada con la que se fallen. O faltas que merecen castigo cualesquiera sean los baremos de quien las analiza. Perder esta lógica percepción está haciendo desorientarse a un árbitro con maneras muy aprovechables de entender el fútbol. Eso está bien, desde luego. Pero también que pite lo que es y evite lo que no. Eso, sobre todo eso, es impartir justicia.

Camacho: de sombra a reflejo de Toulalan

El Málaga cabalga firme hacia la Champions. Su sprint final coincide con la baja de Toulalan, la brújula del centro del campo. Un duro contratiempo del que ha sabido rehacerse gracias a la aportación, entre otros, de Camacho. El joven exjugador del Atlético apenas había tenido protagonismo, pero en Villarreal, hace unos días, y ayer ante el Valencia dirigió con solvencia la sala de operaciones malaguista. Él ya sabe lo que es jugar la Champions con el Atlético y ahora se esfuerza por repetirlo con el Málaga. Tendría mérito. Mucho mérito. Conducir a toda una ciudad a semejante cima y hacerlo como sustituto de Toulalan no es fácil. Capacidad y fútbol tiene para ello. Y lo está demostrando.

El peligro embaucador del capital forastero

El fútbol no es sólo un deporte. Es un sentimiento. Y a la vez, un negocio. Jugar con lo primero para obtener lo segundo es una de las estrategias más viles de magnates e inversores. Uno de ellos, el indio Ali Syed, apareció el pasado año por Santander para prometer que haría del Racing un elenco de estrellas. Un grande de España. De Europa. Los aficionados cayeron en sus adulaciones, pero cuando las cosas vinieron mal dadas fue Syed el primero en dejar el barco, como los más cobardes capitanes. La puñalada desangró al Racing, que ha terminado por descender. No es oro todo lo que reluce. No. Y el fútbol cada vez está más lleno de baratijas que liquidan la ilusión de la gente. Una pena.

El personaje: Raúl

Raúl cautivó a los aficionados del Schalke en su despedida del Veltins Arena. Nunca una bandera española había lucido tanto y de forma tan colorida en Gelsenkirchen, ciudad minera del norte del Ruhr. Tampoco aquellos honrados alemanes habían mostrado gratitud semejante por un futbolista extranjero y su acogedora familia. Desde ahora los González ya son parte de la historia de aquel club. Además de al Madrid, el nombre de Raúl también irá unido por siempre al del Schalke. Y es que su estrella ha brillado con luz propia en las dos temporadas en las que lo ha dado todo por ese escudo. No es fácil para quien sale del equipo de toda su vida tener la misma dosis de compromiso en otra entidad, sobre todo cuando no existe vinculación alguna con ella. Sólo los grandes deportistas luchan sin desfallecer en cualquier momento y escenario hasta conseguir el objetivo. Raúl lo es. Mito viviente. Leyenda allá por donde pase.