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Liga BBVA | Rayo 0 - Atlético de Madrid 1

Falcao rescata a un Atleti vulgar

El Tigre marcó y lleva 22 de los 44 goles del equipo. El Rayo fue más ambicioso. Los de Simeone, a un punto de la Europa League y a seis de la Champions.

<b>GARRA  </b>Piti intenta cabecear mientras Domínguez trata de impedírselo ante la mirada de Tamudo y Miranda en una jugada de ataque del Rayo Vallecano.
GARRA Piti intenta cabecear mientras Domínguez trata de impedírselo ante la mirada de Tamudo y Miranda en una jugada de ataque del Rayo Vallecano.

Falcao y punto. Bueno, Falcao y tres puntos. Los que sacó de Vallecas en uno de los partidos más grises del Atlético en una temporada plagada de partidos grises. Pero no necesita demasiada ayuda el Tigre para marcharse a casa con la barriga llena. Ayer bastó un pase al espacio de Juanfran en una contra. El resto se lo inventó él. Dejó correr el balón sin tocarlo, selló al pobre Raúl Bravo (que no está para estas batallas) en mediocampo con una simple media vuelta y esprintó hasta alcanzar la pelota antes que un Cobeño en desesperada (y alocada) salida. Recortó al portero y marcó con la zurda desde fuera del área. Una fuerza de la naturaleza. Si decimos que Falcao es medio Atleti no exageramos ni un pelo: lleva 22 de los 44 goles rojiblancos en la Liga. Una barbaridad.

Hasta el gol (minuto 64), si alguien parecía interesado en ganar era el Rayo. Plagado de bajas y con la salvación razonablemente atada, siempre mostró más ambición que un rival que necesitaba los tres puntos sin excusas en su lucha por Europa. Como casi siempre, la pareja de mediocentros contraria, Movilla y Trashorras, generaba más fútbol que la del Atleti. Ayer, Diego ni siquiera contaba con el suplente Arda para echarle una mano.

Pero entre el vendaval y Mateu Lahoz, si alguien reinó fue el desconcierto. Mateu ha sido devorado por su propio personaje y ya no distingue entre dejar jugar y dejar pegar. Tamudo se desesperó pronto, cansado de caerse sin escuchar un silbato. Falcao no, él se limitó a seguir levantándose y volviendo a la guerra, pese a que Arribas le abrazó cómo nunca jamás una novia le habrá abrazado: con pasión, constancia y entrega. Mateu decidió que contra el amor nada podía hacer.

Una vez más, el Atleti de Simeone jugó en campo contrario con la valentía del león del Mago de Oz. Cerradito, renunciando a la posesión y esperando una contra salvadora. Como arriba posee mucho talento, tuvo sus ocasiones gracias a la imaginación de Adrián y la brega de Falcao. Cobeño se lució en un tiro de Filipe y sacó por puros reflejos un cabezazo a bocajarro de Mario Suárez, que con toda la portería para él apuntó al guardameta. Pero la mejor parada la hizo Courtois, que volvió en sí en cuanto se alejó de Cristiano y sacó una mano maravillosa en un testarazo cercano de Tamudo. Su temporada con 19 años no es buena, es magnífica.

Inmerecido. Poco cambió en la segunda parte. Lass y Piti seguían revoltosos, Michu asomaba cada vez más entre los titubeantes Miranda y Domínguez y Filipe desvió in extremis un disparo de Trashorras rumbo a la red. Simeone se acordó de Arda (no así de Pedro, al que dejó sin jugar el derbi de filiales para nada) y el Atleti logró algo de pausa y posesión. De inmediato llegó el gol de Falcao y el Rayo perdió el control y la fe.

En la recta final, Diego, Falcao, Adrián y Mateu perdonaron al Rayo. Los futbolistas, ocasiones claras y el árbitro a Sandoval, al que dejó marchar con una sonrisa después de que evitase una contra rival taponando el saque de banda de Diego como un Ibaka que no saltase un folio. Ya daba igual, el Atleti cumplió y se coloca a un punto de la Europa League y a seis de Champions. Un escenario impensable si Falcao no estuviera de su parte.