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Liga BBVA | Betis 3 - Villarreal 1

El show de Rubén Castro

El canario marcó un gol y provocó otros dos. La victoria deja la permanencia a pocos pasos para el Betis. Brillaron también Santa Cruz y Beñat.

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<b>EXUBERANTE BETIS. </b>Dorado y Nacho abrazan a Beñat después del 3-0 con Paulao al fondo y Matilla, que ayer tuvo minutos, feliz.
EXUBERANTE BETIS. Dorado y Nacho abrazan a Beñat después del 3-0 con Paulao al fondo y Matilla, que ayer tuvo minutos, feliz.

A fuerza de caer en las trampas de equipos agazapados, el Betis de Mel ha aprendido a ganar sin el balón. Lo hizo en Málaga, aunque allí mediara milagro, y lo consiguió ayer con mucho más justicia, pues apenas si supo que hacer con la posesión un Villarreal incómodo y despistado atrás. Cazador cazado, contregolpeador contragolpeado, Lotina cayó en la trampa del técnico madrileño y deberá seguir peleando por la permanencia. Mientras, el Betis se escapa a diez más el goalaverage. Vuela, casi salvado, y mucho tendrá que pifiarla para caer al pozo en estas ocho jornadas que le quedan al campeonato.

En fútbol no hay ley más rotunda que la pegada. El Betis la ha encontrado cuando la falta de lesiones le deja por fin juntar a sus dos mejores delanteros, Rubén Castro y Santa Cruz. El canario hizo un gol y provocó los otros dos. El Villarreal echa de menos a Rossi y a Nilmar, como ayer, cuando el brasileño sólo está para jugar unos minutos. Con el voluntarioso Marco Ruben no les llega a los amarillos.

La noche se cargó de razones para que Mel y Roque, sobre todo el primero, no falten en el Betis de la próxima temporada. Bien esta decirlo en la Semana más bendita de Sevilla. Santo es el entrenador que consiguió ascender al Betis y que logrará mantenerle con un once plagado de futbolistas de Segunda obligados a crecer, porque los fichajes no funcionaron como debieran. Gente como Cañas o Beñat, que ayer se fajaron con un centro del campo repleto de internacionales por España, o como Castro, que suma 12 goles y varias asistencias, que triunfa en Primera cuando ya ha alcanzado la treintena y después de aguantar que entrenadores como Lotina no confiaran en él. No es perfecto el vasco, lo demostró en el Depor y lo demostró anoche. Tuvo derrota y tuvo Vendetta, la de Rubén.

Cuestión de pegada.

Y eso que los villarrealenses comenzaron bien, manteniendo el control del juego gracias al magnífico trío de centrocampistas, internacionales los tres, que forman Bruno, Senna y Valero. Presionaban los amarillos y sufrió el Betis en la primera media hora, bien es verdad que la única ocasión, clarísima, llegó por un resbalón de Fabricio que dio en el palo y cuyo rechace no supo adivinar Marco Rubén. Al argentino, presente en todos los lances, no se le pueden reprochar ni el trabajo ni la movilidad, pero le faltan el instinto y el gol de Nilmar y Rossi.

Extrañamente agazapado para ser equipo de Mel, apenas habían aparecido los verdiblancos por el área amarilla, pero cuando lo hicieron fueron letales. Dos chispazos Castro y Santa Cruz le pusieron el partido en franquicia. En el 1-0, el canario chutó y Santa Cruz cazó el rechace. En el segundo, fue el propio Rubén el que superó a Diego López al aprovechar un buen pase interior de Beñat. En ambos goles pidió orsay la zaga villarrealense pero en ninguno existía: fallos en la línea, primero de Musacchio y Gonzalo y luego de Oriol, que levantó la mano para disimular. Lotina fruncía el ceño: con lo bien que tiraba su Depor el fuera de juego...

Al descanso, diríase que el de Meñaca pensó más en el próximo envite, pues dejó a su futbolista franquicia, Senna, en el banquillo. Salió Nilmar a ver qué pasaba, pero ya era demasiado tarde para pillar por sorpresa al Betis. La expulsión de Ángel acabó por confirmarlo. Contra 10 fueron los verdiblancos los quienes sentenciaron gracias a un contragolpe conducido por Jefferson (al que cedió el Villarreal, cría cuervos), templado por Rubén de nuevo y culminado por Beñat (3-0, 59'). Alguna que otra contra le pudo dar un hat-trick al canario mientras el Villarreal se estrellaba unas veces en Paulao y otras en Fabricio. En el último suspiro, el sudor de Marco Rubén tuvo como premio el penalti y un 3-1 que no vale para nada, pues hasta el goalaverage particular gana el Betis tras el 3-1. En El Madrigal, con el mismo guión de ataco yo y marcas tú, pero con los papeles cambiados, había vencido el Villarreal por sólo 1-0.