Liga BBVA | Atlético de Madrid 3 - Getafe 0
Paseo soñando con Champions
El Atleti avasalla sin forzar a un Getafe muy blando. Goles de Salvio, Diego y Falcao. Brillan los laterales rojiblancos. Los de Simeone, a 5 puntos del cuarto.
El Getafe más amable que se recuerda le regaló al Atlético justo lo que el médico recomendaba ante la odisea que se avecina (Hannover, Levante y Madrid en una semana): una mañana vacacional, sin disgustos ni estrés, de descanso para quienes más lo necesitaban (Adrián), de alegría para la grada y tres puntos que le dan una última oportunidad de engancharse a la Champions, que queda ahora a cinco puntos, lejos pero a la vista. Con un vecino así, da gusto.
Resultó decepcionante la temprana dimisión del Getafe, que llegaba en racha y soñando con Europa. Pero este admirable equipo recuerda a menudo a Leo DiCaprio: son buenos, atractivos y se merecen los elogios, pero... son algo blandos, por más que Scorsese se empeñe en convertir al chico de la cabeza amplia en su nuevo De Niro y el Cata a sus finos compañeros en el Wimbledon de Vinnie Jones. No lo llevan en su naturaleza.
Quizás el partido habría sido otro si, a los siete minutos, Diego no hubiera perseguido durante 40 metros a Miku para quitarle el balón justo cuando se disponía a fusilar a Courtois. Son acciones puntuales que definen a un jugador que llegó bajo sospecha de díscolo y se ha ganado sobradamente que el Atlético convierta su cesión en propiedad. Su regreso a la titularidad tras la lesión cambió el panorama rojiblanco.
Lo agradecieron especialmente Mario Suárez y Gabi, que con dos creadores como el brasileño y Arda por delante, pueden centrarse en lo que mejor hacen: recuperar, tapar y acompañar. El partido de Mario fue muy bueno. Ahora el reto de Simeone es que Diego y Arda dejen de actuar como vasos comunicantes; al subir el nivel del uno, baja el del otro. A veces parece que, al compartir virtudes similares, se apartan del camino del compañero para no estorbar, en vez de acercarse para multiplicar el peligro.
Con Diego y Arda como falsas bandas, Juanfran y Filipe son los verdaderos extremos del Atlético. Y ambos brillaron ayer. Lo del español ya es costumbre y el brasileño se acerca cada día más al que deslumbró en el Depor. En su mejor partido con el Atlético, dio el centro del primer gol. Un gol que, como tantas cosas que hace Salvio, que mezcló belleza con incredulidad. En un escorzo extraño y sin quedar claro si quería rematar o no, el cabezazo del Toto hizo una parábola inesperada rumbo a la escuadra del adormilado Moyá. Salvio suma y sigue.
Cambio. Tras el gol, Simeone dio un paso atrás, convirtiendo el 4-4-2 en 4-2-3-1, y el Geta pudo empatar antes del descanso en un testarazo de Diego Castro. Fue el único sobresalto para la inesperada pareja Perea-Domínguez. En la segunda parte ya no hubo lucha. Diego condujo el monólogo y él mismo se encargó de zanjar el asunto al marcar el 2-0. Cabeceó al larguero un centro de Falcao, con Moyá sonrojado en su salida, y recogió el rechace para sentenciar en el minuto 62.
Y faltaba por llegar un gol que se está convirtiendo en clásico rojiblanco: incorporación de Juanfran, como si acabara de saltar al campo, y pase perfecto para que Falcao fusile. Suma y sigue: 20 en Liga. El paseo final sirvió para darle unos minutos a Tiago, que será fundamental en lo que viene. Y lo que viene es una apasionante barbaridad. El aperitivo fue agradable y ligero.