Milán enloquece para ver una sesión del Barcelona
La huelga general que ayer vivió España provocó que el Barcelona se quedase un día más en Milán. El equipo se ejercitó en Interello ante el calor de casi 2.000 tifosi. Fue una mañana festiva en la que se vivieron muchas anécdotas y en la que reinó la paz entre aficiones.
Milán enloqueció ayer por la mañana. Dos horas antes de que comenzase la sesión preparatoria programada por Guardiola desde hacía semanas, varios seguidores se acercaron al Centro Sportivo Giacinto Facchetti (Interello), instalaciones que el Inter de Milán tiene para sus equipos base. Todos querían ver de cerca a los futbolistas azulgrana, que pernoctaron ayer en la capital lombarda para evitar horas de espera en la terminal del aeropuerto milanés debido a la huelga general que ayer vivió nuestro país.
"Uno no puede dejar escapar esta oportunidad. Fui a las dos primeras horas de clase, pero no me hubiese perdonado nunca saber que Xavi estaba cerca de mi escuela y no haber intentado verle de cerca", explicaba Matteo Ferruchi, un estudiante de bachiller, seguidor del Sampdoria, que decidió hacer campana para comprobar cómo se ejercitaba el actual campeón de la Champions.
Hubo quien decidió salir a pasear con el perro, al que atavió con su indumentaria del Milán. Los había con cara de peligrosos y vestían sudaderas con el escudo del Inter. Y no faltó representación culé a la cita: la Penya Lombarda del Barça (compuesta en su totalidad por italianos) seguían dándole vueltas a los tres penaltis no señalados la noche del miércoles a favor de su equipo en el patatal de San Siro.
La cuestión es que convivieron todos juntos en pocos espacio. La calle era estrecha y cada vez había más gentío. Así que faltando un cuarto de hora para mediodía, un escuadrón de policías montados en moto, hicieron sonar sus sirenas: estaba llegando el Barça en su flamante autocar valorado en más de 500.000 euros.
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Ahí se desató la locura. Gritos, histeria, carreras inútiles y todos con un mismo resultado: portazo en los morros de los miembros de seguridad y a ingeniárselas para ver la sesión. Los hubo que se subieron a los árboles e incluso hubo vecinos que alquilaban sus balcones para los medios: 200 euros por un ratito. Nadie picó, más cuando decidieron que la prensa podría entrar en la sesión y captar la suave sesión que hizo la plantilla (hoy, cuando lleguen a las 13:00 a Barcelona, repetirán y luego hablará Guardiola).
Los tifosi entonaron con timidez algunos cánticos de sus equipos y se acordaron de Busquets y Piqué, a los que les decían de todo en la distancia. ¿Por Messi? Locura. El argentino es santo y seña del fútbol mundial y mientras los suplentes el miércoles se ejercitaban, La Pulga y el resto del equipo descansaba tras una sesión de estiramientos.




