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Segunda B | Logroñés

La Copa se convierte en el único objetivo

Le faltan cuatro puntos para sellar la permanencia

Área 11

A la UD Logroñés aún le queda asegurar la permanencia, pero con cuarenta y un puntos y a pesar de la derrota en Irún (que le hizo retroceder tres puestos en la clasificación) parece un logro al alcance de sus posibilidades, sobre todo porque los dieciocho puntos sumados en las últimas ocho jornadas permiten cierto optimismo, con un calendario favorable en las próximas siete jornadas. De hecho, el equipo riojano sellaría la permanencia con cuatro puntos más. Y para obtenerlos jugará cuatro partidos en Las Gaunas, el primero de ellos ante el Alavés, y tres fuera de Logroño.

La derrota en Irún, por otra parte, rompe una brillante racha de tres victorias de los riojanos, que no pudieron de esta forma alcanzar su mejor registro de la temporada, con cuatro victorias seguidas. Pero una vez consiga la permanencia, un objetivo que queda muy lejos de los de principio de temporada, cuando se construyó una plantilla para luchar por el ascenso, y de que en el camino quedara Nacho Martín, destituido a finales de noviembre, el equipo riojano se planteará el reto de clasificarse para la Copa del Rey, lo que sería un mal menor, pero al que no quiere renunciar, y que Pepe Calvo, técnico del equipo, lo justifica con argumentos positivos: "Es evidentemente un premio menor teniendo en cuenta que al principio de temporada aspirábamos a estar entre los cuatro primeros, pero la Copa del Rey supone prestigio y dinero para la entidad y nuestra obligación es conseguir lo que sea mejor para el club". Con todo, el equipo riojano, que en el Stadium Gal vistió de azul, perdió una buena oportunidad de sumar ante el Real Unión, en un partido que estuvo condicionado por la expulsión de Iñaki a los veinte minutos de juego. Eso, junto al rápido gol de los irundarras a los cuatro minutos, puso el partido casi imposible para los de Pepe Calvo, que apenas pudieron crear oportunidades de gol.

Uno de los problemas del Logroñés es la monopolización del gol, ya que cuatro jugadores suman treinta de los treinta y cinco totales, significándose Cervero, con quince, y De Paula con nueve.