Luis Aragonés gana enteros para entrenar a la Real desde junio

La figura de Luis Aragonés planea sobre Philippe Montanier. La confianza en el técnico normando es cada vez menor y las dudas sobre su continuidad, pese a tener otro año más de contrato, aumentan. Por eso, salvo descalabro en las próximas jornadas, en el Consejo de Administración de la Real gana cada vez más enteros la idea de terminar la presente temporada con Montanier y cambiar de aires en el banquillo realista a partir del próximo verano. Y para ese supuesto el elegido es el ex seleccionador español, que ya estuvo cerca de entrenar a la Real esta misma temporada, cuando el entrenador galo estaba más tocado que nunca.

De hecho, de no haber salvado in extremis los match-ball contra el Betis y el Málaga, a día de hoy el Sabio de Hortaleza sería el entrenador del conjunto donostiarra.

En la dirección deportiva de la Real la labor de Montanier está cada vez más en entredicho, porque consideran que no está logrando sacar todo el potencial que sí creen que tiene la actual plantilla realista. La Real acumula ya una nueva racha negativa de tres jornadas seguidas en las que el equipo evidencia un retroceso. El equipo parece estancado y con sus decisiones Montanier no ha logrado reactivarlo. Mucho menos con planteamientos como el del Bernabéu, que no gustó nada en el entorno el esquema con cinco defensas que sacó. Los contactos con Luis Aragonés estarían ya avanzados, de las negociaciones de esta misma campaña en la Real ya saben de su interés en hacerse cargo de las riendas del banquillo realista, se ha hablado también de cantidades y prolongación del contrato, y si se activa esta opción, el acuerdo sería muy sencillo y rápido.

Jugadores, en Madrid. La afición de la Real ha mostrado en las últimas horas de diferentes maneras su malestar porque tras el partido contra el Real Madrid hubo jugadores de la Real que no viajaron de regreso a San Sebastián en el viaje oficial. La Real tenía prevista su vuelta en avión desde el aeropuerto de Barajas a las 00.15 del sábado por la noche, aterrizaba en Vitoria, y de ahí se desplazaban en autobús hasta Zubieta, donde habían dejado sus coches.