Liga BBVA | Mallorca 2 - Atlético de Madrid 1
Cholo guardó y se fue sin nada
No sacó a Arda y el Mallorca se puso 2-0. Autogol de Godín y tanto de Pereira. Falcao falló un penalti y marcó un golazo. Inútil asedio atlético contra diez.
Con el equipo jadeante y el duelo directo contra el Athletic acechando, Simeone recuperó en Palma aquellas conservadoras ideas iniciales que había ido descartando a base de buen juego: solidez atrás, posesión la justa, salidas rápidas sin demasiada elaboración y, en el peor de los casos, un puntito valioso para esta carrera europea en la que todos avanzan a trompicones. El problema fue que, aunque se intente obviar, el peor de los casos es siempre una derrota. Y ayer se dio ese peor escenario para los rojiblancos, propiciado por la empanada propia durante 50 minutos y la inspiración del Mallorca durante 150 segundos.
La primera parte fue un suplicio, como si, aprovechando el horario de las 16:00, ambos equipos quisieran propiciar el record Guinness de chistes sobre siestas. Anduvo cerca. Sólo rompían el sopor los apariciones del Chori Castro; imaginar la razón por la que los árbitros siguen dejando jugar a Aouate con una vestimenta (naranja oscuro y pantalón negro) clónica a la de sus compañeros y luego te cambian los colores de un Sevilla-Betis, y los goles de Torres a muchos kilómetros de allí, que los atléticos sintieron propios.
Del esperpento atlético durante la primera parte tuvo mucha responsabilidad Simeone que, sin Diego ni Tiago, dejó en el banquillo a Arda, el único creativo en el centro del campo. El turco es físicamente frágil, pero mientras Adrián o Koke están con la lengua fuera, él sólo había sumado 90 minutos en dos partidos tras estar antes dos semanas parado. Difícil justificar su suplencia con el cansancio. Empieza a parecer que Arda no llena al Cholo por razones complicadas de entender por rendimiento, nivel y entrega.
Con el Atleti incapaz de dar dos pases seguidos (ni uno si el balón le caía a Salvio), el Mallorca, que tampoco había salido con peineta y ganas de fiesta, se fue viniendo arriba. Nunes y Ramis secaban a Falcao y Adrián no aparecía, así que tras el descanso Caparrós soltó levemente las correas de su equipo. La recompensa fue instantánea y descomunal: dos goles en dos minutos y medio. Primero, Godín metió el pie donde no debía y metió en su portería un remate de Castro que se iba fuera. De inmediato, Pereira marcó cruzado tras una bonita combinación de Víctor y Hemed.
Penalti y roja. En plena locura, el Atleti pudo resucitar de inmediato. Ramis sacó con la mano un balón que entraba en la portería de Aouate: penalti y expulsión con 40 minutos por delante. Pero Falcao lanzó como si nunca en su vida hubiera intentado darle una patada al balón: flojo, raso, centrado... Aouate lo paró y sus compañeros dudaron si felicitarle a él o al colombiano.
Ya en superioridad y sin margen, Simeone recurrió a Arda y a Mérida, que dejó unos minutos tan interesantes como inesperados. Si resucita, sería una bendición en tiempos de escasez. Muy pronto, en el 66', Falcao se redimió con un golazo: recortes a Chico y Nunes y maravillosa vaselina desde fuera del área. Una obra de arte. Quedaba tiempo y Mérida remató al palo casi de inmediato, pero el asedio fue ruido sin nueces, con el Mallorca defendiendo de libro. Una reacción tardía y un final con una moraleja obvia y a menudo olvidada por el Atleti: si eres superior, la mejor manera de ganar es comportándote como tal.