Bernabéu de lujo y Málaga de Champions

El Barça durmió anoche a siete puntos del Madrid. La distancia le valdrá para soñar poco, pero hay un pique que trasciende los números y ayer volvió a marcar Messi, ese muchacho (31 goles en Liga, a uno de Cristiano). De manera que el partido de esta noche hay que interpretarlo como una réplica del líder ante la insistencia de su fiel perseguidor.

Sea por eso o por la irrupción de la primavera, el Bernabéu estará lleno para recibir al Málaga. La expectación está justificada, lo que dice mucho del Madrid. Con el título prácticamente decidido, el equipo ha desarrollado otros puntos de interés, relacionados con récords estratosféricos o con sanas rivalidades que a cada poco rescatan a quien parece pasarlo peor. A excepción de Carvalho y Sahin, aún por rescatar, el equipo ha repartido protagonismo y ánimo entre la mayoría de sus futbolistas.

Siguiendo con esa rotación sentimental, hoy se espera que Lass y Callejón tengan un sitio en el once. Sería merecido y serviría de banco de pruebas para las batallas que se avecinan, donde la energía de ambos resultará provechosa. Los plazos de Sahin son más lentos. Ayer volvió a entrar en la lista y su participación necesitará de un marcador favorable y una adecuada alineación astral.

Mourinho, no obstante, parece dispuesto a todo. Su conferencia de prensa fue amable. Si la simpatía no le provoca agujetas, debería practicarla más. No hay mejor invitación para acudir al fútbol, ni mejor maestro de ceremonias que un entrenador bien encarado.

El Málaga, por su parte, viene avalado por su cuarto puesto. Es el único dato que le favorece. El morbo que podría suponer la presencia de Pellegrini se ha diluido en una racha incontestable (0-5 en sus últimos enfrentamientos contra el Madrid, cuatro goles a favor y 19 en contra). Ni el reciente 0-2 en Copa le permitió volar muy lejos. El Madrid remontó en la segunda parte (3-2) y extinguió cualquier atisbo de sorpresa.

El Málaga ha crecido, no obstante. Y hoy afrontará una nueva prueba de madurez. Sin Toulalan, lo hará con Demichelis y Camacho en el pivote y con un ataque esplendoroso: Joaquín, Isco, Cazorla y Rondón. Sólo falta que coincidan sus biorritmos.