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Liga BBVA | Betis

Jefferson: "En Sevilla soy feliz, es como Guayaquil"

Diego Herrera, agente de Montero, viajará desde Ecuador a Villarreal para negociar el futuro del extremo verdiblanco, cuyo caché sube como la espuma después de varias actuaciones estelares culminadas con un gol al Real Madrid. Jefferson no lo esconde: aunque tiene dos años más de contrato con el club amarillo, en Sevilla ha encontrado una felicidad que le hace jugar como un crack.

<b>ORGULLOSO DE SUS RAÍCES. </b>Jefferson Montero posa para AS ayer sobre el césped de la Ciudad Deportiva y con una gran bandera de su país, Ecuador.

Luis Alberto no es el primer ecuatoriano que se acerca por la Ciudad Deportiva Luis del Sol, pero puede que sí el más insistente. Envuelto en una gigantesca bandera de su país, este inmigrante de Quito aguarda más de hora y media hasta que su paisano Jefferson Montero aparece por la puerta de los vestuarios y le asalta con esta proposición: hacerse una foto con la nueva sensación verdiblanca y colgarla luego en Twitter, para envidia de algunos compatriotas y orgullo de muchos otros. Jefferson ya no es sólo uno más de los muchos futbolistas ecuatorianos que pululan por las poderosas Ligas europeas. Jefferson es 'el crack Tricolor", como titulaba un periódico de Guayaquil el domingo.

Su familia, su clima. Y esta devoción, por fin, se ha contagiado a la afición heliopolitana, harta de dudar sobre la conveniencia de una cesión que, según algunos, tapaba la progresión de gente de la cantera como Ezequiel o Vadillo. Pero sus arrancadas eléctricas, tan comentadas entre los incondicionales de Los Bermejales, se han exportado por fin a la competición liguera. Ahora Jefferson desarbola a los defensas rivales, provoca amarillas, y hasta anota un gol, su primero de verdiblanco pero también el más esperado por marcárselo al rival que lanza las hazañas al mundo, el Real Madrid. Él mismo Jeff revela las dos pócimas de la mejoría: los consejos futbolísticos de su compañero y amigo Santa Cruz y las bondades climatológicas de Sevilla. "Me siento bien en el Betis, me gusta la ciudad porque es como Guayaquil, con gente cálida. Si estoy jugando así es porque soy feliz... Y Roque es un gran compañero, me ayuda. Como el Betis: somos una familia hasta en los momentos difíciles".

Sí que se adapta Sevilla a su forma de vivir. Amante de un clima cálido-húmedo que en ciertas fechas se parece mucho al de su Babahoyo natal, el extremo ha encontrado en el hispalense Barrio de El Cerezo una pequeña patria particular. Allí, entre cientos de compatriotas, acude algunas veces a comer arroz con chifles y conversar sobre la Tri, así le llaman a su Selección. Lo hace de día, porque Montero no es nocturno, sino dormilón. Sus siestas son eternas y con él no sirven ni los despertadores: a menudo, hay que aporrear la puerta de su habitación para desvelarle. A sus carreras no les faltará descanso, desde luego.

Al mismo tiempo que desliza su bienestar, el futbolista esquiva hablar sobre su futuro -"porque no depende de mí"-, y lo deja en manos de su agente, Diego Herrera, que viajará a Villarreal a finales de mes con varias propuestas entre las que se encuentra una de permanencia en el Betis, que no dejó una cláusula de compra. No será fácil mantenerle en Heliópolis, ateniéndose a lo que llega ya desde El Madrigal: "Montero es jugador nuestro y volverá en el mes de junio", dice el consejero delegado amarillo, José Manuel Llaneza. Para entonces podrá valer más, pero también hará más calor, de ese que tanto le gusta a él, en Sevilla.