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Europa League | Besiktas 0 - Atlético de Madrid 3

Un rodillo pasó por Estambul

El Atlético se planta en cuartos tras arrollar al Besiktas con goles de Adrián, Falcao y Salvio.

<b>MISIÓN CUMPLIDA. </b>Falcao agradece al cielo su gol mientras se dirige hacia el centro del campo en compañía de Paulo Assunçao, Salvio y Juanfran.
MISIÓN CUMPLIDA. Falcao agradece al cielo su gol mientras se dirige hacia el centro del campo en compañía de Paulo Assunçao, Salvio y Juanfran.pepe andrés

El 3-1 de la ida, con ese incómodo gol de Simao, había sembrado cierta inquietud en los escarmentados colchoneros, que ya no se fían ni de un teletubbie intentando darles un abrazo. Pero este Atleti de Simeone, más allá del desgaste físico y la puntería desigual, es tremendamente sólido. Siempre y cada día más. Ayer fue un rodillo imperturbable en Estambul, ante un Besiktas que descubrió muy pronto la cruda realidad: no tenía nada que hacer.

Y eso que el regreso de Hugo Almeida, su único delantero de verdad, resultaba preocupante. No es Van Basten, para qué vamos a engañarnos, pero es grande, fuerte y conoce sus virtudes. Poco estético e incómodo, como esos respaldos de bolas de madera de los taxis. A los 5 minutos, usó bien su corpachón para dejar a Simao en situación muy favorable para rematar. Paró Courtois, lo vio Godín y se acabó el problema.

Porque el partido del renacido central uruguayo fue fabuloso. Anuló a Almeida, se mostró impecable en el juego aéreo, recuperó 14 balones sin necesidad de cometer ni una falta y acabó regateando rivales en el área, poseído por el espíritu de Luiz Pereira. Entre los múltiples méritos de Simeone ninguno roza tanto la categoría de milagro como esta solvente zaga. Dos centrales que no se disparan en el pie y dos laterales que defienden bien y llegan sin cesar. No se recordaba algo parecido.

El Atleti fue por orden y, una vez anulado el único problema que planteaba el Besiktas en ataque, comenzó a buscar él ese gol que le permitiera vivir una noche plácida. El anunciado infierno turco no llegó ni a purgatorio: la grada asumió la inferioridad y se contentó con increpar a Arda, ídolo del enemigo Galatasaray.

Pero no es el turco un hombre impresionable, así que respondió controlando en el corazón del área un pase magnífico de Juanfran, que ha llegado a un punto en el que lo mismo te anula a un extremo que te pone un balón a lo Laudrup. El balón se le quedó un poco atrás a Arda, quien reaccionó con su calma habitual: miradita y dejada a Adrián para que fusilara a placer. Era el minuto 26 y el resto fue un monólogo.

Tras el descanso el Atleti pasó de controlar a avasallar, con Arda y Adrián en plan estelar. Como sucede más a menudo de lo deseable, le costó definir: una contra en superioridad mal llevada por Koke, un remate cruzado de Adrián, una embestida sin destino de Falcao...

Cómico.

Pero en el minuto 84 Cenk decidió echar una mano. O no usarlas, mejor dicho. Ante un balón que le caía llovido mansamente, entró en pánico. Vio venir a Falcao con esa fe irracional que muestra tantas veces y dejó que la cabeza del colombiano llegase antes a la pelota que sus guantes. Tan ridículo fue el papelón del portero como loable el empeño de Falcao en una situación imposible.

Y aún tuvo tiempo el cada vez más asentado Salvio para hacer el tercero tras un gran pase de Falcao. Entonces, un aficionado local invadió el campo y corrió como una bala hacia el portero. Se temió la agresión, pero no. El desesperado individuo acabó arrodillándose frente a Cenk y levantando los brazos al cielo: "¿Por qué? ¿Por qué?". Sencillo, porque el Atleti es serio candidato al título y lo demostró con contundencia.